Agatha Christie, la reina del crimen (2018), de André Schäfer y Anna Steuber – Crítica

Por Elvira Feral.

Agatha Christie sigue siendo la reina del crimen. Nadie la ha destronado. Y lo decimos con el permiso de Patricia Highsmith, pero es que vender más de mil millones de libros que se han traducido a más idiomas que los de ningún otro autor de la historia no es broma.

En este documental alemán viajamos por la vida de esta creadora de la novela policiaca británica moderna. Descubrimos a una mujer curiosa, apasionada de los viajes y de las casas, a la que le encantaban las infusiones de manzanilla y surfear de pie convirtiéndose en la primera mujer inglesa que lo hizo, en las playas de Honolulu.

Mujer moderna e independiente que viajó literalmente por todo el mundo durante un año con su primer marido, en un viaje que la inspiró para el resto de su vida.

Su primera novela, El misterioso caso de Styles, la ideó mientras trabajaba como enfermera voluntaria durante la Primera Guerra Mundial. En ella nos presentó a Poirot, el detective de gran mostacho que la haría famosa en todo el mundo y del que no se separó durante cincuenta años. Después conocimos a Miss Marple, la solterona apasionada de la jardinería. Agatha Christie siempre dijo que no era ella, aunque muchos de sus lectores sí lo pensaban.

En este documental, además de los testimonios de familiares muy cercanos como su nieto y su bisnieto, escuchamos los de su biógrafa autorizada y los de autores de libros centrados en su figura. Pero lo más interesante son las grabaciones con su voz y las imágenes de archivo.

No podía faltar en este documental el capítulo más misterioso de la vida de Agatha Christie ocasionado porque descubrió que su marido tenía una amante y que bien podría haber sido un excelente argumento para una de sus novelas. El 3 de diciembre de 1926 su coche se encontró abandonado en una cuneta. Diez días después apareció en un hotel. Durante ese tiempo miles de personas se movilizaron para buscarla.

Después de divorciarse viajó sola a Siria –un país que le fascinó–, Irak y Mesopotamia. Como se dice en el documental era como «una Indiana Jones femenina». Se casó por segunda vez en 1930 con el famoso arqueólogo Max Mallowan, quince años menor que ella, y al que acompañaba documentando las excavaciones y tomando fotografías.

Agatha Christie falleció a los 85 años y su epitafio podría haber sido la frase final de este documental que puede verse en Filmin: «Pese a escribir tanto sobre la muerte sabía muy bien cómo vivir».

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