El alumno aventajado

Joseph Roth

El alumno aventajado

Traducción de: Alberto Gordo y Juan Andrés García

Nórdica

El alumno aventajado reúne tres pequeñas obras maestras de Joseph Roth, prologadas por Friderike Zweig.

«Bajo la influencia del alcohol era un hombre alegre y optimista, capaz de culminar las tareas más brillantes y precisas, y así llenaba una página tras otra con su hermosa y firme letra. Trabajaba casi siempre en las terrazas de los cafés, y nunca se impacientaba cuando alguno de sus amigos, que eran muchos y de las más variadas naciones, razas y capas sociales, se dejaba caer por allí para interrumpirlo. Había vivido varios años en Berlín, pero, cuando Hitler asumió el mando de la cancillería alemana, Roth abandonó definitivamente la ciudad para entregarse a una vida de cafés parisinos que emulaba la de Verlaine». Así presenta Friderike Zweig a su amigo Joseph Roth en el texto que prologa esta edición, compuesta por tres joyas del escritor nacido en el Imperio austrohúngaro: «El alumno aventajado», «Barbara» y una de sus obras más conocidas y leídas, «La leyenda del santo bebedor». Roth es un escritor esencial al que siempre es un placer regresar.

«El austrohúngaro Joseph Roth es, para sus lectores, un seguro de lectura; es uno de esos escritores que, sin alcanzar la categoría del genio, mantiene en todos sus libros una admirable regularidad que se compadece a la perfección con una gran calidad literaria y la absorbente capacidad de atracción de una prosa cargada de intensidad y gusto».
José María Guelbenzu, Babelia
Joseph Roth nació el 2 de septiembre de 1894 en Brody, un pueblo situado hoy en Ucrania y que por entonces pertenecía a la Galitzia Oriental, una provincia del viejo Imperio Austrohúngaro. Hijo de una familia de comerciantes judíos, vio desmoronarse la milenaria corona de los Habsburgo y cantó el dolor por «la patria perdida» en narraciones como «Fuga sin fin», «La cripta de los Capuchinos» o «El busto del emperador». En este último relato describió el desarraigo de quienes vieron dividirse en naciones aquella Europa cosmopolita bajo el odio de la Gran Guerra. «Hablaba igual de bien prácticamente todas las lenguas europeas, se sentía en casa en la mayoría de los países europeos». En su lápida quedó reflejado su procedencia y profesión. «Escritor austríaco muerto en París».

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