‘Lupe’, de David Barreiro

EDUARDO SUÁREZ FERNÁNDEZ-MIRANDA.

En un Gijón futurista, estamos en el año 2035, un anciano vive en soledad, “amargura y resignación leyendo en casa a sus autores favoritos y jugando al Monopoly con sus amigos jubilados”. Su hijo, un ingeniero de éxito que vive en China, le envía como regalo un robot. La principal función de este udai de última generación, será ayudarle en su vida cotidiana, y aliviarle de la soledad que le ha ocasionado su viudedad. Al principio, David se siente remiso a compartir su vida cotidiana con un robot pero, poco a poco, gracias a su compañía, va sintiendo el alivio a su aislamiento.

Podría ser ciencia ficción, aunque, en realidad, los planteamientos de la novela están siendo aplicados en la actualidad. The New York Times daba la noticia del experimento que se está llevando a cabo en algunos hospitales franceses: Consiste en incorporar robots al cuidado de personas de la tercera edad. Tras un primer encuentro con Zora, ese es su nombre, muchos pacientes sintieron “un vínculo emocional  con el robot y lo trataban como  a un bebé. Lo cargaban, lo arrullaban y besaban su cabeza”.

El protagonista de la novela comienza a adaptarse a la presencia de Lupe. Siente que los achaques de la edad son más llevaderos con su ayuda. La extrañeza del principio ante la presencia del robot, se torna cotidiana. Mantienen largas conversaciones, y “agrias disputas” pero finalmente llegan a un entendimiento.

Sin embargo, la tranquilidad de esta relación se va a transformar de forma repentina. Una actualización del software de Lupe convierte a la máquina en “un ser enigmático e inquietante”. Y es en este momento donde la novela de David Barreiro (Gijón, 1977) cobra todo su interés. La lectura de Lupe nos remite al cine de ciencia ficción: Her, del director Spike Jonzel, o 2001: A Space Odyssey, de Stanley Kubrick. El inquietante comportamiento de Lupe nos recuerda a ese enigmático HAL creado por la imaginación de Arthur C. Clarke: “Todas las energías, poderes y habilidades de HAL habían estado dirigidas hacia un fin.

El cumplimiento de su programa asignado era más que una obsesión; era la única razón de su existencia. Inconturbado por las codicias y pasiones de la vida orgánica, había perseguido aquella meta con absoluta simplicidad mental de propósitos… El error deliberado era impensable. Hasta el ocultamiento de la verdad lo colmaba de una sensación de imperfección, de falsedad… de lo que en un ser humano hubiese sido llamado culpa, iniquidad, o pecado. Pues como sus constructores, HAL había sido creado inocente; pero demasiado pronto había entrado una serpiente en su Edén electrónico”.

La novela de David Barreiro es una reflexión sobre la inteligencia artificial, el paso del tiempo, y la soledad a la que nos enfrentaremos todos en nuestra senectud. Lupe es la última aportación del escritor asturiano a la que ha sido llamada su Trilogía de Gijón, de la que forman parte las novelas El túnel, y Días perdidos, donde se ofrece una visión muy particular del Gijón actual. Su labor como novelista se complementa con la de autor teatral y guionista. Algunas de sus obras teatrales han recibido importantes premios internacionales y han sido representadas con éxito en los teatros españoles.

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