«Puta, pija y perversa», una novela frenética de Ramón Paso

3 mayo, 20223 mayo, 2022 horacio 1018 Views 0 comentarios Compañía PasoAzorín, Éride ediciones, Filomena, novela frenética, Puta pija y perversa, Ramón Paso, Un cuento de hadas gamberro

Por Horacio Otheguy Riveira

Va por el mundo inventándose personajes e historias con afán extraño, tal vez para ser ella misma o huir hasta siempre y a la vez nunca jamás. Perdida en laberínticos encajes, “la princesa Gema” surge de un cuento legendario y se desenvuelve abiertamente en contra de casi todo, incluso contra su propio ser con “pelo de alambre”. Compleja, divertida, insolente y gamberra como pocas, sostiene una novela cuyo frenesí ata a lectores de ambos sexos, ávidos de amarla… aunque arriesguen la poca cordura que les quede.

Ramón Paso es hombre de teatro pluriactivo como autor y director de su propia Compañía PasoAzorínTeatro junto a Ana Azorín que capitanea “mi trío de ángeles” junto a Inés Kerzan y Ángela Peirat. Con un largo y variopinto repertorio como dramaturgo (ahora mismo con obras representándose en Madrid, Panamá, Argentina y México), le queda talento y energía para pergeñar esta novela (junto a Ciudad tóxica, también formidable, aún inédita), para lo cual ha bebido de fuentes muy ricas del teatro y de su también amplia experiencia como guionista y realizador de televisión. Y lo hace naturalmente, como forjando una fuente de atractivas alternativas que fluyen creando situaciones muy bien dialogadas y narrativamente vertiginosas, con un estilo exaltado que no solo no suelta a quien lea, sino que lo involucra como un coprotagonista infundiéndole una vitalidad desconocida desde la primera página: el vital compromiso de pegarse al relato para experimentar sus propias emociones como en una carrera hacia varias partes a la vez de la mano de una protagonista fascinante, endiabladamente temeraria.

Antes de empezar con el Capítulo I en tercera persona, hay un prólogo en primera, del que extraigo una parte sustancial y los párrafos finales:

«Los Hombres nos necesitan. Así que el truco fue hacernos responsables de la concepción y proliferación de la especie. Ese siempre ha sido el truco de los hombres para tenernos jodidas: hacernos responsables de todo. Y nosotras les hacemos el juego sin dudar un segundo. Nos gusta ser responsables de las cosas porque nos gusta exponernos a sufrid. Supongo que está en nuestra esencia.

La culpa es de la vagina. Es un órgano interno.

El pene, no. El pene es externo. Ellos pueden desvincularse de él. Nosotras no podemos desvincularnos, porque se necesita confiar para dejar que alguien entre dentro de ti. […] Cuando eres pequeña te dicen que no dejes que te toquen las tetas, que te quiten las bragas… Todo eso da igual. Alguien debería haberse molestado en explicarnos a las mujeres que siempre quedamos más expuestas que los hombres y que por eso nos ensuciamos más, y sufrimos de una forma más directa.

Dios se tiró a la Virgen María. Espiritualmente, pero se la folló y la dejó embarazada. Después, ella se quedó con el marrón de explicarle el asunto a su marido. No le echó un cable. La utilizó para sus planes y después, si te he visto no me acuerdo… pero ella no se enfadó, ni se rebeló, al contrario, le siguió el juego: crió a su hijo y después dejó que lo matasen. ¿Por qué? Porque ya se había expuesto. Esas teorías que dicen que Dios es una mujer, son absurdas. Claro que Dios es hombre. Solo un hombre puede hacer esas cosas… nosotras nos exponemos».

Y en el principio sucedió la dominación y la proliferación del deseo… (Susana-y-los-viejos-por-Sisto-Badalocchio-h.-1602-10-oleo-sobre-lienzo)

El recorrido de Puta, pija y perversa (Éride ediciones) contiene ingentes dosis de humor de muy diferentes rasgos: blanco, negro, verde, rojo… y es que el autor elabora sobre muchos matices mientras Gema tiene la certeza de que la vida no es con ella todo lo generosa que debiera, y por eso se ha inventado un cuento en el que es la protagonista que siempre hace lo correcto. En la realidad trabaja esclavizada por una jefa despótica, leyendo guiones de segundo orden, mientras intenta compatibilizar a su novio con sus amantes. Pero en su imaginario entreteje la leyenda donde suceden los episodios más delirantes…

«[…] Alex Salvador era un pobre muchacho que tenía la vida más triste del reino, pues se encargaba de adecentar los sanitarios del ejército del rey Ludovico.

Ese ejército contaba con los ochenta y siete mil guerreros más guarros y peor educados del reino de O, pues así se llamaba el reino donde vivía la princesa Gema, poseedora del corazón más bello del universo real y de unos cuantos imaginarios, y que hasta el momento no había salido en ningún cuento.

La historia del cuento poco le importaba a Alex, pues habitaba junto al ejército a noventa días del castillo, y eso a caballo. Y la distancia hace que nos preocupemos poco de las cosas que pasan lejos.. Por ese motivo, y por muchos otros que no vienen al caso, Alex no sabía nada del palacio y menos aún de los acontecimientos que allí se desarrollaban… hasta que un día llegó al campamento del ejército un juglar que cantaba sobre lo simpática que era Gema y el corazón tan bonito que poseía aquella princesa que, además, contaba con una melena como el alambre y de un color que, a falta de otro nombre, habría de ser verde.

—¿Una princesa con el corazón más bonito que se pueda imaginar y el pelo de alambre? —se dijo, entusiasmado, Alex— ¡Esto no puedo perdérmelo!

Su intuición le decía que debía conocer a esa chica a cualquier precio y con esa idea en su mente trepó fuera de las letrinas del campamento […]».

En torno a la princesa, un mundo de personajes de ensueño y también a ras de tierra. Personajes que navegan por un humor a ratos tan infantil como macabro, o, mejor dicho, con lo macabro del humor infantil, preñado de ingenuidad y a ratos malévola picaresca. Una novela con muchas perlas dentro, perfecta para navegantes sin prejuicios, dispuestos a dejarse llevar por la marejada.