‘Un tal González’, de Sergio del Molino

ANTONIO JORGE MEROÑO.

Sergio del Molino, autor joven pero muy en alza desde “La España vacía”, libro que no sólo fue superventas sino que abrió todo un debate en la sociedad y la política del país sobre el tema que toca, la despoblación de amplias zonas de España, se atreve ahora con una muy elogiosa biografía semi novelada de Felipe González, seguramente el personaje público de mayor trascendencia de nuestra historia.

Debo decir, antes de nada, que nunca me fue simpático el personaje, al que siempre he encontrado altanero, soberbio, pagado de sí mismo y, desde luego, nada socialista ni obrerista ni de izquierdas. Pero le reconozco sus virtudes, y que como ampliamente señala el autor, cambió este país mucho y para bien, modernizándolo, dotándolo de una estupenda sanidad pública, educación media y universitaria gratuita o al menos barata y al alcance de cualquiera, sistema justo de pensiones, subsidios, servicios sociales, infraestructuras modernas, etc.

Hay que ser muy ciego para negarle a sus muchos años de gobierno todos esos logros, pero a mi juicio fueron hechos desde un exceso de pragmatismo, sin contar con los agentes sociales, abrazando el neoliberalismo, el credo atlantista, aliándose con el gran capital, todo ello sin ningún asomo de autocrítica ni sonrojo, sabedor como debía ser de que esos no eran los principios de unas siglas tan respetables como las del PSOE, partido que manejó con mano de hierro y que bajo su férula pasó de ser un partido de clase histórico, con una impecable trayectoria historicista y emancipatoria a una desideologizada máquina de ganar elecciones.

Del Molino pasa a enumerar todos los logros de Felipe, repasando su trayectoria desde su primera juventud como universitario sevillano que ayudaba a su padre en el negocio mientras estudiaba derecho aplicadamente y participaba en algunas algaradas universitarias antifranquistas. Recorre los congresos del exilio en Francia, adonde iba Felipe conduciendo un modesto utilitario, alojado en pensiones baratas, discutiendo con LLopis y su guardia pretoriana, todos ellos personas de una trayectoria y una ética intachables. Y Felipe los descabezó en Suresnes, como es bien sabido, para dar paso a una nueva estrategia muy alejada de los ecos de los perdedores de la guerra civil que aguardaban en sus tristes exilios la muerte del tirano.

Del Molino pasa entonces lista a su trayectoria desde la admiración y sin asomo de crítica, las primeras elecciones, el sorprendente resultado de las mismas, en las que un partido de apenas cinco mil afiliados hacía tres o cuatro años y desaparecido (aunque no explica el motivo de dicha desaparición, que es bien simple: Franco se encargó de fusilar  a dirigentes y militantes con una contumacia feroz, consiguiendo su propósito de descabezarlo, pero como se vería cuarenta años después, no el de borrarlo de la memoria de la gente) quedó segundo con millones de votos, la victoria de octubre de 1982, los primeros gabinetes, la ilusión que despertó en el pueblo, etc.

Pero pronto vinieron los desengaños: el citado exceso de pragmatismo, el alejamiento del sindicato hermano, la guerra sucia contra ETA, la corrupción, la soledad del poder, el enfrentamiento con una prensa que le había dado carta blanca, la manipulación de RTVE, etc etc….No entiendo que un autor de la inteligencia de del Molino no se pare apenas a hacer recuento y lanzar una voz contra tanto desafuero, pero el libro, estupendamente escrito y documentado, es una loa, no hay que buscar más allá.

Aunque centrado en Felipe, salen reseñados algunos compañeros, sobre todo Guerra y la más que decente ex primera dama, una Carmen Romero que tengo para mí que nunca se encontró a gusto en su papel sino que intentó ser ella misma, una intelectual ligada al devenir de la crítica UGT, feminista, deseosa de ese rincón propio que reclamaba Virginia Woolf.

Pese a mis reticencias hacia el personaje de González reconozco que es muy probable que sin su labor, un PSOE que hoy intenta retornar a sus raíces y hace una política realmente de izquierdas probablemente no podría hacerla, y no voy a entrar en las sucias maniobras del ciudadano González por cargarse este PSOE actual que tanto le molesta, probablemente porque le hace verse reflejado es un espejo cuya imagen no le gusta.

Del Molino  ha escrito un gran libro que nos sirve a los que tenemos cierta edad para refrescarnos la memoria y situarnos en el presente, y espero que sirva a los más jóvenes para ir conociendo su historia, para lo que ya va siendo hora.

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