‘Cómo hacer que te pasen cosas buenas’, de Marian Rojas Estapé

MARÍA ÁNGELES SAAVEDRA.

¿Necesitamos felicidad? ¿Estamos viviendo el momento de la historia en el que más cosas materiales tenemos y más infelices somos? ¿Queremos ser dioses? ¿Vivimos continuamente en alerta y con estrés? ¿Queremos controlar el mundo? ¿Somos presos de nuestros traumas? ¿Cada vez somos más egoístas? ¿Nos están invadiendo con mensajes a través de los medios que no nos benefician como sociedad? ¿Existen las personas tóxicas?

Todas estas preguntas me han surgido al leer este libro de Espasa Editorial de la psiquiatra española Marian Rojas Estapé.

El libro está escrito de tal manera en la que la gran mayoría de las personas pueda entenderlo, está escrito desde un claro amor hacia su profesión como médico.

Marian habla mucho del cortisol, la hormona del estrés y de cómo controlarla. A su vez habla de cómo funciona el cerebro de una persona y de cómo sacar un mejor partido del mismo.

Entre sus ideas expone la dificultad que tienen cada vez más personas para concentrarse y para profundizar, fruto del cambio tan brusco en relación a las nuevas tecnologías (hace escasos años ni siquiera existía un teléfono móvil y no te digo ya del hecho de que se pudiera acceder a Internet a través de él).

A su vez Marian comenta que las personas que practican algún tipo de fe o de meditación son personas que realmente tienen más capacidad para que les sucedan cosas buenas. Son más agradecidas, más compasivas, con mayor facilidad para perdonar o más optimistas.

Marian expone el caso de las personas tóxicas en contraposición con las personas vitamina. Ese concepto como tal actualmente se emplea mucho. ¿Conoces a una persona tóxica? ¿Eres una persona tóxica? Su ‘consejo’ es que huyamos de esas personas tóxicas, que las ignoremos, y es algo en lo que discrepo en cierta medida de su consejo.

Si tuviéramos que pasar de todas las personas tóxicas posiblemente empeoraríamos como sociedad. Opino que la esencia de una persona es muy difícil cambiarla, pero no imposible. Sin embargo, como personas de amor que somos todos, porque considero que el hombre es bueno por naturaleza, debemos ayudar a las personas que sufren. Posiblemente las personas más tóxicas realmente son las que más sufren y esto en una sociedad cada vez más ególatra y más egoísta, no importa, porque al ser personas así, lo sencillo es ignorar a esas personas.

Considero que en una sociedad ansiosa, como en la que vivimos actualmente, es necesario mucho amor, mucha paciencia y mucho uso de razón.

Sería revolucionario que una persona tóxica acabara siendo una persona vitamina.

Abogo por una sociedad que escuche más, que no piense en su verdad sino en la verdad de los demás. En esta vida hemos venido para aprender y escuchar es algo que escasea. Una sociedad donde se lea más, donde se escuche más y que ignore todo aquello morboso y sensacionalista que consume por el hecho de que creemos que eso nos va a hacer sentir mejor.

Un gran libro sin duda, que recomiendo a toda persona que realmente quiera que le pase cosas buenas.

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