«Creí que borraban todo rastro de ti»: terror interétnico, esplendor solidario

Horacio Otheguy Riveira.

Un choque étnico en Ruanda que explotó con desusada fuerza en 1994. Hutus Vs. Tutsis, matanza brutal por una cuestión de poder político. Detrás, un tráfico de armas tan intenso que conlleva una psicosis colectiva que costó mucho frenar. El franco-israelí Yoan Smadja aprovecha su amplia experiencia en ONGs en terrero africano y forja una novela que ilumina ideológicamente sin deslumbrar, siguiendo de manera espléndida los cánones de las historias de aventuras.

Terror interétnico de largo alcance, por generaciones, el esplendor solidario que se produjo en el camino hizo posible que se terciara por un cambio, que el tráfico de armas se controlara y la corrupción campante recibiera justo castigo.

«… Entre hutus y tutsis no parecía existir distinción étnica o religiosa en sentido estricto. Por otro lado, la frontera entre ambas comunidades era relativamente porosa al principio. Hutus y tutsis compartían las mismas características e lengua, civilización, costumbres y religión. La diferencia, si es que examinar las raíces tuviera alguna justificación, respondía más bien a la idea de clan, o incluso a un concepto sociológico.

La colonización alemana de Ruanda había conducido al soberano tutsi a imponer su autoridad sobre los reyes hutus. El tratado de Versalles puso fin en 1919 a la tutela germánica en la región; los belgas, que heredaron el control de la zona, hicieron del rey tutsi un soberano cómplice. Le encomendaron la tarea de recaudar los impuestos. Los belgas y la iglesia católica, con su influencia tan irresistible y tan central, aplicaron a las relaciones que mantenían los autóctonos un esquema extranjero, racializado…».

Teniendo en cuenta lo mencionado, las principales diferencias entre los Hutus y los Tutsi son:

  • Los Hutus son pobladores más antiguos que los Tutsi. Esto se debe a que, los Hutus se establecieron en África Central aproximadamente 500 años A.C. mientras que los Tutsis se establecieron allí hace aproximadamente 400 años.
  • Los Hutus son más numerosos que los Tutsi, debido a que, hay en la actualidad un total aproximado de 11 millones de Hutus y 3 millones de Tutsi.
  • Con respecto a sus características físicas, los Hutus son más pequeños, oscuros y gruesos que los Tutsi.
  • Los Hutus conformaban la clase baja esclava y sierva de los Tutsi. [DIFERENCIAS…]

Creí que borraban todo rastro de ti es una novela que cuenta con el horror sin regocijo alguno, pues, a la manera del estilo creado por Dominique Lapierre (1931-2022; ¿Arde París?, La ciudad de la alegría; Más grandes que el amor…), recorre acontecimientos con fuertes lazos de amor y amistad,

De París a Johannesburgo, y de allí a Kigali, en el comienzo de un largo viaje sembrado de odios, peligros y gran capacidad de supervivencia para los protagonistas de una aventura nunca imaginada: una periodista y un reportero gráfico franceses, y los ruandeses: Daniel, médico, en busca de su perdida esposa Rose, joven muda huida con su pequeño hijo Joseph, en medio de un mar embravecido de violencia ciega.

Kigali, capital de Ruanda, 1100.000 habitantes duramente castigados por un odio feroz, hoy retratado con muchas señales en un Museo de la Memoria y la Tolerancia…
Datos y fotografías espeluznantes del genocidio. Hoy un testimonio equiparable al de muchos otros conflictos en los que irrumpe una violencia primitiva (Siria, Afganistán, Irán, Ucrania bajo ocupación rusa…).

«… Es imposible olvidar el olor de la vainilla. Permanece en mi memoria desde que el coche del embajador de Francia se detuvo delante de la entrada de casa. Eso no ocurría nunca; normalmente el diplomático atravesaba el jardín de la residencia y se encontraba con nosotros en nuestra parcela. Vino en persona, acompañado por uno de sus consejeros, a anunciarnos la muerte de papá. Lo habían matado junto a otros tutsis, en plena ciudad, en Kigali, un día de primavera de 1990. Al no verlo en la cocina aquella mañana, algunos de los empleados habían salido en su búsqueda. En esos últimos tiempos se habían producido varios asesinatos de tutsis. Cuando llegó el embajador estábamos detrás de la casa, en el lugar donde los lirios, impotentes, ceden a la vainilla el privilegio de perfumar el viento del jardín…»

«…  —¿Cómo se las arregla para comunicarse con su esposa cuando no está usted en Kigali? ¿Cómo hace para tener noticias de su familia?

— Es muy complicado. Mi mujer es muda. Cuando logro disponer de línea, a menudo gracias a un teléfono vía satélite, hago una llamada a la embajada de Francia, donde la madre de Rose nos ayuda a conversar. Pero eso ocurre muy pocas veces. Trato de ir a visitarlos varias veces al mes, pero las FAR (Fuerzas Armadas Ruandesas) vigilan que nuestras tropas no puedan infiltrarse por el norte. La carretera suele ser larga y peligrosa. Mi estatus de médico a veces me permite ir acompañado por personal humanitario o gente de la Cruz Roja…

Al escuchar la últimas noticias se les heló la sangre: los llamamientos a detener a los tutsis en cualquier lugar donde estuvieran, a limpiar el país de ratas, a vengar la muerte del presidente Habyarimana eran incesantes…»

«… Creí que me asfixiaban. Creí que se llevaban lo que habíamos vivido. Creí que eran decenas o miles.

Creí que borraban todo rastro de ti.

Creí que borraban todo rastro de mí.

Creí que ya no sería más que polvo.

… ¿Cuánto tiempo estuvieron? No lo sé, quizá unos minutos. O quizá la eternidad. Entonces, el aroma de la vainilla que embriagaba nuestra vida se desvaneció.»

 

 

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