‘El pasajero’, de Cormac McCarthy

SERGIO VARGAS.

Leer a Cormac McCarthy siempre será una experiencia “dura de pelar” ( como decía la canción), su nueva obra la componen dos novelas interconectadas: “El pasajero”(Random House) junto con su retorcida hermana ” Stella Maris” (Random House).

Dicho lo cual, es importante saber que la prosa del escritor de Tennessee tiene un poderío a veces excesivo, pero es muy genuina y a ratos puede resultar pretenciosa. Él se siente a gusto con su estilo valiente, que en mi opinión se tambalea en sus nuevas novelas en contraposición con sus predecesoras como por ejemplo Meridiano de Sangre que lo encumbraron a la cima de los grandes escritores americanos.

Por ejemplo, el primer párrafo de El Pasajero se ve una escena estéril, un paisaje nevado en el día de navidad donde una joven yace ahorcada. M.C antes de que te acomodes en tu sillón te empieza a lanzar frases que te noquean muy a lo Hemingway, las recorta,  incluso las despoja de belleza en momentos, creando una estampida a tu alrededor que requiere la máxima atención del lector.

Aún así es emocionante leer las nuevas lineas de su nuevo trabajo ya que su tono descriptivo por ejemplo en los paisajes es brutal ( marca de la casa).

Gran parte de El Pasajero sucede en una habitación, donde se repite en bucle una escena con algunas variantes, sospecho que a muchos lectores está parte se les haga cuesta arriba o tal vez les cautive, que una de las protagonistas la joven Alicia, se acueste en una cama, padece de esquizofrenia, le queda poca vida y es visitada por una sucesión de fantasmas; abreviando un poco.

También aparecerá un personaje llamado The Kid ( el niño), conocido por protagonizar  uno de sus mejores libros: “Meridiano de Sangre”, aunque a veces dudo si “La Oscuridad Interior”  la supera o “Suttree”; volviendo “al niño” este personaje será una especie de zombie reencarnado, que ha sido testigo de lo peor del siglo XX, todo esto se relatará en una alucinación de la otra “prota“ Alicia que será perseguida por él, ella quiere que se vaya pero a la vez lo echa de menos.

Alicia es una genio matemático, una mujer hermosa, su hermano Bobby no está a su altura y al no sentirse un genio como ella caerá en una grave depresión, en el fondo está enamorado de ella y en el aire flotará el tema del incesto, lo que es tabú es otra marca de la casa de C.M. Bobby trabaja en un equipo de rescate  de un avión caído sobre las aguas del Golfo de México, el equipo de buceadores al que pertenece ha sido contratado para inspeccionar la zona, estas escenas serán geniales, espeluznantes y demuestra la elegancia del autor en meternos en la historia. La acción bajo el agua es espléndida, se siente uno más en dicho naufragio, la atmósfera paranoica se apodera de la obra cuando los buzos descubren que falta un pasajero, es en este punto de inflexión donde se eleva lo mejor de la trama.

Como comenté El Pasajero y Stella Maris son hermanas, hay mucho de Alicia y sus alucinaciones en la primera que podríamos llamarlo el libro de Bobby mientras que el segundo toma la forma de una especie de interrogatorio entre Alicia y su psiquiatra, vemos que su mente se va desintegrando, nos va contando su vida, una vida en la que le cuesta tener conversaciones inteligentes con la gente, yo la encuentro más convincente que Bobby que sería como una especie de vaquero metafísico.

Sin ser su mejor trabajo, C.M ha tenido el descaro de tirarse hacia nuevos horizontes, a la edad de nada más y nada  menos que 90 años, además ha intentado algo que nunca había realizado antes, no solo dar más protagonismo a las mujeres ( se le acusó de machista chovinista) sino de escribir de gente normal que va al cine, que tiene su niñez, disfrutan con los amigos. Creo que estas son mis partes favoritas del libro, sobre todo una que tiene como escenario Nueva Orleans.

Soy optimista continuaremos disfrutando de novelas futuras de C.M con grandes momentos.

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