Calle Narodni de Praga, Relatos de Praga de Rilke

UNA CALLE, UN LIBRO

Calle Narodni de Praga, Relatos de Praga de Rilke

En la calle Narodni está el café Slavia, que antes se llamaba Café Nacional. Enfrente está el Teatro Nacional, con su techo dorado. La calle termina en el puente sobre el Moldava. Yo iba al café y tomaba becherovka, un licor checo. En la pared admiraba la pintura en tonos verdosos que representa a Rilke con su musa. Por la ventana veía el puente y los cisnes bogando rilkianos sobre el río.

En ese café sitúa Rilke sus tempranos “Relatos de Praga”. Son dos relatos sobre el silencio contrapuesto a las grandes palabras.  En “El rey Boshuxh” el jorobado Bochusch asiste a la tertulia del café, pero apenas lo escuchan porque todos atienden al glorioso actor de gestos aparatosos. Tímidamente defiende la Primavera de  los ataques del Poeta Famoso. Y el estudiante Rezek pontifica sobre “la nación” y “el pueblo”.  Un día, siguiendo a una mujer que lo deslumbra, el jorobado descubre donde se reúne el grupo del estudiante. Y este   lo mata porque cree que ha desvelado el secreto.

En “Los hermanos” Luisa también escucha las consignas sin discusión del estudiante Rezek en el cementerio. Tiene una compenetración misteriosa con su hermano. Pero éste muere y Luisa aloja en su la habitación del hermano a un huésped austriaco, lo que a muchos les parece un sacrilegio. Y una estirada va a decirle que es un pecado vivir con un hombre en la misma casa. Entonces Luisa lo anima a pasar con ella la Navidad y a visitarla en su habitación con frecuencia.

Pero lo principal es ese tono de Rilke, son unos relatos que ya huelen mucho a Rilke. Ese encontrar prodigioso lo más simple, ese volvernos la vida extraña y descubrirla. Esa capacidad para darnos de bruces con la vida y su misterio.

ANTONIO COSTA GÓMEZ               FOTO: CONSUELO DE ARCO   

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