El bosque de los reflejos: una novela donde lo imposible se cuela en el aire que se respira

Horacio Otheguy Riveira.

Gabriel Sánchez García-Pardo (Valdepeñas, Ciudad Real, 1991). Tan joven y con un buen bagaje de creatividad literaria para niños y jóvenes sin edad preferente, aunque este Bosque de los reflejos se recomiende para lectores de 12 a 17 años. Es habitual en estas páginas que me refiera al interés despertado por algunas novelas juveniles en adultos que quieran entrar (o abandonarse) en territorios transitados por chicas y chicos que suelen mirarse de lejos o por encima del hombro. En cualquier caso, y fuera de ese microcosmo generacional tan rico como complejo, en esta novela su autor no se anda con volteretas ni subterfugios para entrar de lleno en unas claves atemporales e invitarnos a vivir sin prejuicios, excitando la imaginación con un lenguaje exigente, sin temor a utilizar giros argumentales, ambientes y palabras inhabituales (noctívago, impromptu…) que habitan en un carrusel de historias que se cuentan a sí mismas con noble energía.

Fluye la trama principal acompañada de subtramas que la alimentan con notable imaginación a excelente ritmo.

«1. LA PASARELA

CIRAVELA

Siento que vivo en el interior de un espejo roto. Todo a mi alrededor se desdibuja como un reflejo distorsionado de la realidad. Si hubiese nacido aquí, todo me parecería normal. Pero una vez viví en la ciudad, fui una persona corriente, y ese hecho me susurra que ahora estoy atrapada en un sueño raro al que nunca termino de adaptarme.

El problema es que tampoco recuerdo cómo era la vida en la civilización. La Pasarela es un punto intermedio, un enlace entre los Reflejos que salen cada vez más a menudo de su bosque y los humanos que acuden a nuestra posada. Y así soy yo: una paria sin tradiciones ni señas de identidad, como todos los marginados que viven conmigo en este puente de madera que se extiende sobre el agua y el vacío…».

*** *** ***

«7. LAS DOS CARAS DE UN ESPEJO

VARALICE

Muy pocos conocen esta cornisa, este pasaje oculto tras la catarata inferior. Aquí, tras la cortina rugiente, envuelta en los vapores de la cascada, nadie podrá ver mi partida. Es el lugar perfecto para alzar el vuelo sin que los ojos vigilantes de la Torre ni el halcón albino del director Sagaz den la voz de alarma. No está permitido ausentarse del complejo sin permiso, y yo tengo prohibido volar. Hoy estoy a punto de hacer ambas cosas.

Desde el día en que llegué a la Torre, este refugio tras la cascada ha sido mi santuario cada vez que he necesitado llorar, gritar o estar sola. Cada vez que me ha dominado la angustia o el recuerdo de las desgracias del pasado, he acudido a mi guarida para escuchar mi voz interior. Hoy será el escenario desde el que saltaré al vacío en busca de un nuevo destino». […]

En El Bosque de los Reflejos, la realidad se difumina creando espectros y alucinaciones: visiones que te pueden llevar a la locura… O a la salvación, en esta aventura sorprendentemente mágica.

 

Esta Acuarela de Marta Lucía Vélez Moreno (Cali, Colombia, 2009) solo ilustra metafóricamente este artículo, no consta en la novela que, con potentes imágenes literarias, carece de ilustraciones.
También en sm, Corazón de Rayo, otra de aventuras trepidantes.

Soy graduado en Magisterio de Educación Primaria con mención en Música y tengo un máster en Escritura Creativa. Trabajo como profesor en Broadway Jr., mi propia escuela de teatro para niños y jóvenes. En mis ratos libres, me gusta escabullirme y visitar otros mundos. La Literatura, y en concreto el género Fantástico, es una de mis grandes pasiones. Con mis novelas me gusta plantear realidades alternativas sin dejar por ello de reflexionar sobre nuestra actualidad. Sobre mí…

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