Calle Bernardino Costa, “Lisboa, diario de a bordo”

UNA CALLE, UN LIBRO

Calle Bernardino Costa, “Lisboa, diario de a bordo”

 

 

    Estábamos en el Hotel Figueira, en la Praça da Figueira, desde cuya terraza se veía el río Tajo y el mar. Y nos ponemos a comentar “Lisboa, diario de a bordo” de José Cardoso Pires. Ese sí es un libro para captar el alma secreta de Lisboa, su latido. Toda la intimidad intensa y apasionada de Lisboa, toda su saudade. Sobran todas las guías del mundo. Nos habla del barrio de Graça, de Vila Berta, de locales oníricos en Casi do Sodré. Hay un café con un escaparate rabioso de saudade, creo que tenía una máquina de escribir antigua, parece sacado de “El año pasado en Mariembad”.

   Pero sobre todo Cardoso nos habla del British Bar. Es bar que tiene un reloj con las agujas al revés, como si quisiese trastornar el tiempo, desarmar la realidad. Isaac Baesvish Singer en “Un amigo de Kafka” dice que durante la noche no funcionan las categorías kantianas del espacio y el tiempo. Y en el British Bar parece que hay una noche entre paréntesis, una suspensión de las reglas. Años después volvimos y todavía estaban las sillas íntimas, una camarera sacada de una novela de Castelo Branco, unas sillas de mármol crónicas.  También habló de ese bar Antonio Tabuchi en “Sostiene Pereira”, también otros escritores. Y unos produce a todos una especie de lúcida alucinación.

    Cardoso Pires imagina que Lisboa es un barco, que recorre sus camarotes y sus silencios. Y te pinta miradores callados de la Alfama, cales que parece que solo él conociera, detalles que te rozan en los ojos. Y entonces Lisboa sí que es una experiencia, como el moverse de una manecilla del British Bar, no un producto masivo para turistas. Recorres esa Lisboa y te sientes su único amante.

ANTONIO COSTA GÓMEZ                 FOTO: CONSUELO DE ARCO

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