‘Lecciones’, de Ian McEwan

JOSEP MANASÉS.

Lecciones, la última novela de Ian McEwan, publicada en España por Anagrama, es algo así como el legado literario de su autor, una novela que, a lo largo de sus casi seiscientas páginas, hace un recorrido por la Europa de los últimos 75 años a través del relato de vida de un personaje que se inspira en la propia vida del autor, aunque estos aspectos autobiográficos en ocasiones se desdoblan en otros personajes de la novela.

Ian McEwan nació en el Reino Unido en 1948 y es uno de los escritores ingleses más reconocidos, dentro de una generación especialmente brillante.

Lecciones está dividida en tres partes de cuatro capítulos cada una.

La novela cuenta la historia de Roland Baines, un hombre ya mayor, que ha recibido a lo largo de su vida numerosas lecciones que el narrador en tercera persona nos desea compartir.

La historia se inicia con la desaparición de la esposa de Roland Baines, que desea dedicarse a la literatura, hecho que nos aboca a rebuscar en el pasado del protagonista, su infancia en la Libia posterior a la II Guerra Mundial, como hijo de un oficial británico allí destinado, hecho que permite al narrador reflexionar sobre el paso del tiempo, pero también sobre la relación de Roland con su padre, con su madre, sobre las circunstancias familiares, sobre los traumas, los miedos, las cosas no dichas. Y, a continuación, entramos en la fase propiamente de iniciación, el periodo en que residirá en un internado británico y comenzará a tomar lecciones de piano con una joven profesora cuyo recuerdo se convertirá en una obsesión.

A partir de aquí se va desarrollando la trama y se van tratando distintos temas: la paternidad, la maternidad, los secretos, el destino, los sacrificios que comportan las grandes tareas, el maltrato conyugal, el abandono familiar, la tiranía política, el valor de las ideologías, la pederastia, la muerte de los padres, sobre cómo se llega al amor verdadero, por citar solo los aspectos más aleccionadores de este monumental libro.

Un libro que va mezclando lo personal con lo histórico, como si para poder visitar nuestros recuerdos necesitáramos relacionarlos con los grandes hitos de la historia reciente. Una novela que va creciendo conforme avanza.

Un libro que habla sobre el peso de la herencia paterna, de cómo el modo de actuar de nuestros padres nos condiciona de una forma terrible, ya sea para darnos cuenta al cabo de los años que no somos más que una copia de ellos, o bien, que nos hemos dedicado a huir de su modelo vital. Pero también es una reflexión sobre el hecho de que no podemos hacerlo todo, sino que debemos elegir, y que cada elección que hacemos supone dejar atrás otras cosas, cosas que a veces son muy importantes.

Una idea que atraviesa todo el libro es la idea de que la gente es buena y que cualquier problema siempre hay un modo de solucionarlo.

Un libro repleto de reflexiones sobre la vida, sobre todo aquello que nos rodea, y es precisamente por ello, porque no se trata solamente de un argumento y de una trama, de una diversión o entretenimiento, que estamos ante un ejemplo de literatura.

Me permitiré un par de citas:

«Es muy fácil perdonar a los padres de otros».

«Nuestros inicios nos configuran y hay que aprender a afrontarlos».

En definitiva, una reflexión sobre la vida y sobre la época en que nos ha tocado vivir. Una novela inspiradora.

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