Una vaca pensativa en Covadonga

ESPAÑA EN SORDINA

UNA VACA PENSATIVA EN COVADONGA

 

 

Todas las culturas están bien, mientras no pretenden apoderarse del mundo entero. El mundo no tiene por qué ser solo chino o norteamericano o islámico.

Ciertos biempensantes de ahora tienen Covadonga como un símbolo ultramontano, de prepotencia cristiana, de nostalgia del imperio español. Pero cuando fue la batalla de Covadonga allí se defendió una cultura que estaba en amenaza de extinción, la cultura cristiana europea. Y también tiene derecho a existir, por qué no.

En ese momento los cristianos eran una cultura derrotada que resistía en las montañas. Y que se resistía a desaparecer. Y tuvieron una victoria modesta que les permitió continuar. Y tiene toda mi simpatía. Y a partir de allí (y más tarde en Poitiers) resistió Europa, con sus valores.

Los musulmanes aportaban algo, refinamiento y sensualidad. Al principio al menos, luego vinieron los fanáticos almorávides y almohades rigoristas que aplastaron a su propia gente. Y lo prohibieron todo y lo convirtieron todo en pecado.

Esa vaca metida en el agua en ese lago tan intrahistórico en Covadonga está pensando: “Aprendamos de ellos todo lo que podamos. Pero que no nos borren del mapa, que no nos uniformicen.  Ellos tienen su cultura y nosotros la nuestra. Y no tienen por qué imponerla a sangre y fuego en el mundo entero”.

Ahora mismo Europa está en decadencia. Pero me gusta así, decadente y humilde, sin imponerse al mundo entero, con sus valores callados. Con sus bellezas increíbles. Me gusta, sin poder absoluto, pero con encanto.

También en Covadonga se defendía una forma de vida, no tenía por qué extinguirse.

ANTONIO COSTA GÓMEZ     FOTO: CONSUELO DE ARCO

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