Sergio Vargas.
Sergio Mira Jordán(1983), profesor de lengua en un instituto de mi tierra, Gran Canaria, ha escrito una novela negra. Se titula La sombra del océano (Alrevés) premiada con el I premio Alexis Ravelo de entre doscientos manuscritos. En la portada sale una especie de yate envuelto en llamas. Esto dice mucho de la novela. Las portadas en España a mi me parecen malas. Se abusa de la redundancia del título.
Ya desde las primeras páginas se presenta como una novela seria, es decir una literatura que empieza de tranqui, confiando en su pureza. Su primera frase apunta fuerte “Las últimas luces del día atraviesan el muro de agua y crear algunas sombras que se recortan en las rocas afiladas del fondo”. Le sigue una palabrería gustosa de transitar como pasaba en el siglo XIX.
Enseguida aparece el protagonista, David Juárez, un subinspector de policía atípico, que nada más aterrizar, sus colegas lo llevan a la investigación de un chocante crimen en el sur de la isla de Gran Canaria. El relato sigue un largo con gozo, por culpa de una prosa fresca y dinámica. No abundan las descripciones ( se agradece) y si las hay, son sin florituras.
Además, la trama crea una angustia en el lector para saber qué pasa luego que va desembocando en una novela policiaca como las de antaño.
La sombre del océano propone, en fin un relato bien ambientado en un paraíso como Gran Canaria, pero desde el punto de vista de un peninsular que no caerá en tópicos isleños, es decir lo que llamaríamos aquí un “godo” (peninsular resabiado) y notándose, que lleva un tiempo largo viviendo en dicha isla, impartiendo clases y muy a gustito.
Lo único, que rechina un poco en la historia, es su resolución un tanto acelerada y a trompicones.
Por lo demás, creo que a Alexis Ravelo, el genial escritor canario que perdimos por un infarto hace dos años y cuyo nombre lleva el premio ganado por Mira Jordán, hubiera disfrutado leyendo las andanzas del subinspector adicto a los principios de Marco Aurelio.