Héctor Peña Manterola.
La ciencia ficción es el género literario que peores ventas cosecha en España. Sí, a mí también me parece triste, pero es así. La fantasía romántica, la épica, el romance puro, la novela histórica, la amalgama balbuceante de la negra… Los anaqueles de las librerías rotan estas publicaciones a una velocidad vertiginosa, erigiendo altares a los títulos cuyas ventas rompen el molde. Los que no, por lo general, tampoco lo hacen nada más.
Por eso, queridos lectores, he decidido publicar una novelita de ciencia ficción. Alto, no me llaméis masoca todavía. Hay más. Puestos a dispararnos en los pies, ¿para qué elegir uno u otro? Cojeemos de los dos.
Acaba de llegar a librerías Diario de un pirata espacial: La Esquirla del Vacío, una novela apta para todos los públicos, relativamente corta (260 páginas contando cortesía, mapas, informes planetarios, carteles de Wanted!, glosario, agradecimientos…), que rompe todos los tópicos de las obras juveniles de la actualidad. Y digo juveniles porque carece de la profundidad filosófica o del rigor técnico de la ciencia ficción dura.
Es, tan solo, una aventura.
Sé que los lectores jóvenes prefieren héroes de su quinta. Esto sería un error si hubiera escrito sobre un héroe. Kip Blackhat no lo es en absoluto: es un canalla, un extorsionador, un aprovechado cuyas buenas acciones son el daño colateral causado por intentar salvar el pellejo propio.
La novela comienza con una persecución en el espacio. La Talón del Cuervo, nave de Kip, sufre el acoso de una flota corsaria. Cuando logra darles esquinazo, se ve obligado a salvar al Vacío (el hiperespacio) para evitar una colisión en un cinturón de asteroides. Sin combustible para realizar otro salto, encalla en un planeta feudal (todo lo feudal que puede ser en el futuro), Auriga, donde las únicas reservas de Astridonia (dicho combustible) se encuentran en la corona de las Reinas Siamesas, dos poderosas psíquicas.
Por supuesto, Kip fracasa y le atrapan. Gracias a la intervención de Minhuí, su gatoerizo (una raza considerada cuasidivina en la galaxia, solo que a este señorito le han expulsado de su luna natal por lascivo), logra un trato: si recupera la Esquirla del Vacío, le perdonarán la vida. Para ello deberá unirse a una expedición con guardias reales, mercenarios, y la misteriosa astrofísica Droudi, y partir a una necrópolis nuclear donde los muertos vagan inquietos.
Este es solo el comienzo. Traiciones, disputas y una acción continua llevarán a Kip a unirse a Droudi para evitar un destino cataclísmico. En su periplo interaccionarán con hombres pez mutados por los antiguos habitantes de Auriga, colonias de androides que han perdido la cabeza, mafias de los suburbios y colosales criaturas encadenadas bajo la ciudad.
Nada mal, ¿eh?
Basada en las obras de Conan el Bárbaro, Gerald de Rivia e incluso Harry Potter, Diario de un pirata espacial traslada la acción al espacio, sustituyendo armas mágicas por pistolas de rayos láser y magia por poderes psíquicos. Es un libro ideal para ese hijo o sobrino que le tiene alergia a la lectura, o para cambiar el chip y leer ciencia ficción ligera este verano, en el avión o en la playa (o, como yo, torrándote al sol en el pisucho de Madrid).
Y, quién sabe. Si al público le gusta, amenazo con volver a escribir una historia de piratas. O no. Al igual que Kip, dependerá del ánimo.
Diario de un pirata espacial: La Esquirla del Vacío ha sido publicada por Editorial Titanium en mayo de 2025. Está disponible en todas las librerías independientes, grandes superficies, Amazon y en la web de la editorial.