Por Manuela Vicente Fernández. @ManuelaVicenteF
Todas las lluvias II Premio de Novela Corta Ángeles Martín, convocado por AMEIS (Asociación de Escritora e ilustradoras) y publicado por Pie de página, es la segunda novela de la escritora, editora y periodista, Rosario López, autora de Los besos secos (Bala Perdida, 2020) y colaboradora en varios medios e instituciones literarias.

Todas las lluvias es una novela intimista en la que Rosario López visibiliza la depresión que aparece cuando perdemos a los seres que amamos y constituyen nuestro norte. La novela es la historia de un duelo, una pérdida, que irrumpe en la vida de la protagonista, Rocío, causando un corte abrupto en su ruta que tiene que salvar para poder continuar. La novela está escrita con una narrativa sencilla, que viaja desde el presente al pasado, siguiendo el fluctuar de los pensamientos de Rocío, que rememora y reconstruye su infancia volviendo una y otra vez a la palabra que ha conformado sus raíces: “abuela” y que se repite constantemente a lo largo del libro.
Todas las lluvias es la gráfica escrita de una depresión, de las bajadas pronunciadas de ánimo que escenifican las fases por las que pasa un duelo. Las etapas iniciales, de incredulidad y aislamiento: «¿Por qué no es posible un mundo más amable, que no haya que despedir a un cuerpo amado en unas horas para seguir trabajando?» (pág.36); «Su alma es un hueso de aceituna en una ciudad sin olivos» (pág.42); a las etapas intermedias de intentar pactar con el dolor y con los pensamientos en bucle: «Sería genial poder parar para luego seguir, sería genial poder morirse un ratito» (pág. 46); «Piensa y no puede contarle a nadie lo que piensa. Porque no está bien visto. Porque a lo mejor se lo ha buscado, piensa. Piensa que no sabe pensar» (página. 109); hasta llegar a la fase de esperanza: «No quiere volver a trabajar ahora mismo en ningún sitio, aunque entiende que tendrá que trabajar» (pág. 134); y, finalmente, entrar en la fase de resolución. La fase en la que se limita a vivir el presente, el día de veinticuatro horas, dejándose arropar por el amigo que comprende su dolor y le ofrece: «un calor que abriga y no quema, un calor que no exige, un calor liviano» (pág. 136 y última de la novela).
Toda la novela es un fluir del pensamiento de la protagonista, un fluir muchas veces caótico, absurdo, que cumple la función de autodefensa, de distracción ante el dolor: «La verdad es que órgano es una palabra fea. Menos mal que ella se llama Rocío y no órgano. Los padres sirven para poner el nombre al hijo. ¿Era Aurora el nombre de la hija de la bella durmiente? Sí, ya le apetece la leche de la merienda, blanca. El chocolate para masticar y cubrir los doraditos. Los tomates son para el verano» (pág.121).
Todas las lluvias es también una novela de aprendizaje, de cierre de ciclos. Rocío, con la pérdida de su abuela como referente, echa el cierre definitivo a su infancia y juventud para comenzar a transitar hacia la madurez. Como adulta le toca asumir la certeza de tener que responsabilizarse de sí misma, por más que desee volver a dormir.
Se echa en falta en la historia un poco de acción en el resto de personajes que contrarresten el bloqueo en el que vive la protagonista, aunque es precisamente el pensamiento en bucle sobre la pérdida y lo fugaz del amor el que convierte a Todas las lluvias en un viaje hacia el interior de las entrañas del duelo. Quizás crecer sea eso: un viaje de autodescubrimiento, un debatirse continuamente entre lo que se es y lo que se quiere ser, como piensa la protagonista en un momento de lucha interior:
«Piensa en ser esa persona que desea no por ella, sino por la historia de ella que le gustaría escuchar». Todas las lluvias: todo el dolor por lo que perdemos, de Rosario López.


Rosario López, colaboradora habitual en diversos medios e instituciones literarias, confirma con esta novela su compromiso con una literatura que nace del detalle, del cuerpo y de la palabra precisa. Todas las lluvias se inscribe así en una corriente de narradoras que apuestan por el poder de lo cotidiano para contar lo universal.