ESPAÑA EN SORDINA

MI ABUELO, UN KAFKA ESPAÑOL

 

 

Kafka hablaba de como los poderes inasequibles aplastan al individuo. Desprotegido contra la Razón Absurda.   Te sacan de la cama una mañana,  te someten a un proceso sin fin sin decirte de qué te acusan, y al final te liquidan en las afueras como un perro. Te contrata el Castillo como agrimensor pero luego el castillo  no se comunica contigo y te deja solo vagando entre funcionarios. Un día te convierten en un insecto,  te ves encerrado en un cuerpo extraño y das asco a todo el mundo.

Mi abuelo escribía principios del siglo XX, en la misma época que Kafka,  publicó varios libros en la editorial Ramón Sopena. En la novela “La risa de Dios” una mujer sufre desgracia tras desgracia, pierde a su marido, enferma, pierde a su hijo, sucumbe abandonada en la Costa Brava. Y al final un personaje dice: “Dios se ríe de nosotros, somos el motivo para la risa de Dios”.  Tiempo después Milan Kundera publicó la novela “La risa de Dios”  pero mi abuelo la escribió mucho antes.

Mi abuelo tenía  conexión con la cultura centroeuropea. Es de los primeros que cita a Nietzsche en España. Tenía un estilo muy retórico y decimonónico, pero tenía a veces ocurrencias geniales. Levantó en un pueblo de Galicia una especie de Castillo Interior lleno de antigüedades y obras de arte, con armaduras, tapices, cuadros impresionistas,

Mi abuelo, como Kafka, se enfrentó a su padre (y después mi padre a él, y después yo a mi padre).  Mi abuelo hizo en la realidad lo que Kafka  hizo en su imaginación,  “El fogonero” : se fue a América a buscar otro mundo lejos de la burocracia europea. Escapó a América para buscar oportunidades y dinamismo. Y sus libros  “La sugestión de América” y “Las fraguas de la fortuna” equivalen a “América” de Kafka (o “El fogonero”)

El héroe de Kafka se pierde en el barco, se pierde en la mansión, se pierde en el circo de Oklahoma. Mi abuelo se perdió en dificultades, pero luchó con tesón contra ellas, y en Buenos Aires creó periódicos,  fundó asociaciones de gallegos.

De modo que mi abuelo fue Kafka hace un siglo. Y Kafka durmió en la casa de mi abuelo en Chantada, en la provincia de Lugo. También a mi abuelo  le dolía la persona indefensa. Fundó el periódico “El Regionalista” para oponerse a la arbitrariedad de los caciques. Y cuando ganó Franco impuso el  CNS, Confederación Nacional Sindicalista, para mi abuelo significaba: “Comemos Nosotros Solos”.

Kafka  le pidió a su tío materno, que trabajaba en los ferrocarriles de Madrid, que lo llevara a Madrid como empleado. Quería disfrutar del  cocido madrileño y los bares a todas horas. Mi abuelo se fue unos años a Madrid y disfrutó todo lo que pudo.  Por eso  decía a los setenta años:  ”Yo, a mi edad, mucha coña, poco coño y un poquito de coñac”.

Kafka quiso ser España en Madrid  y mi abuelo fue España en Madrid.

 

ANTONIO COSTA GÓMEZ

FOTO DE CONSUELO DE ARCO