También la lluvia

Por Alejandro Contreras.

 

Sebastián (Gael García Bernal) ha conseguido convencer a su productor, Costa (Luis Tosar), para trasladar al equipo de rodaje de su próxima película a Bolivia. Allí pretenden recrear la llegada de Colón y los primeros españoles a Santo Domingo, y cómo algunos se atrevieron a denunciar al imperio español por los abusos que cometieron con los indígenas americanos.

 
Aprovechando la situación precaria del país, Costa podrá contratar multitud de extras y de actores del país para que den vida a los indígenas por una verdadera miseria. Mucho más alto es el caché de los actores que vienen de España como Antón (Karra Elejalde) para dar vida a Cristóbal Colón, Juan (Raúl Arevalo) como Antonio de Montesinos y Alberto (Carles Santos) como fray Bartolomé de las Casas. Junto a ellos está María (Cassandra Ciangherotti) filmando con su videocámara en paralelo un documental de lo que acontece en el rodaje.
 

De los bolivianos que participan en la película, Daniel (Carlos Aduviri) tiene el personaje más importante de todos. Sebastián se quedó prendado de su fuerza y de la mirada de sus ojos en un altercado que hubo en los castings, a pesar de los esfuerzos de Costa de convencerle que Daniel podría ser una fuente de problemas.

 

No andaba muy equivocado Costa cuando Daniel se erige como uno de los cabecillas de movilizaciones contra el gobierno del país por la privatización del agua para que pase a ser propiedad de una multinacional extranjera. El estallido de la conocida como la Guerra del Agua en abril del 2000 pondrá en jaque al equipo de la película no sólo por el rodaje de la película sino por los ideales que tanto defienden.

 

Iciar Bollaín se atreve con el que sin duda es el proyecto más ambicioso del cine español del 2010. Paul Loverty firma el guión de este alegato en contra de la doble moral de esos cineastas e intelectuales que defienden grandes ideales pero luego son tan miserables como los gobiernos o las situaciones que denuncian. Sin llegar a incomodar demasiado, pero con un mensaje bien claro que puede ser extensible a todos.

 

A nivel técnico la película es impecable, con una fotografía alucinante y con un arranque espectacular con la cruz que sobrevuela en un helicóptero (que sabiamente han incluido en el estupendo póster de la película).

 

Resulta mucha más interesante la historia que ocurre en el rodaje de Bolivia en el 2000 que las escenas que se incluyen de la película de los descubridores. El paralelismo de ambas historias se ve claramente desde el principio y tal vez sobren escenas de indígenas y nos falten escenas de bolivianos. El miedo explica la incoherencia de muchos personajes, pero no se termina de entender el cambio radical que sufre el personaje tan deshumanizado como el productor de cine al que da vida Luis Tosar.

 

De todo el elenco de actores, es Luis Tosar sin lugar a dudas el que más sobresale con un registro muy alejado del Malamadre que tantas alegrías le dio. En segundo lugar habría que resaltar el trabajo del desconocido Carlos Aduviri y de Karra Elejalde que merece más escenas y más recorrido de su personaje. Aunque el resto no están nada mal, estos tres hacen un trabajo que merece ser premiado. Hay que felicitar a quién ha hecho el trabajo de casting para la película a pesar del resbalón de Gael García Bernal, una eterna promesa que nunca termina de germinar.

 
Cuando la Academia eligió a También la lluvia (2010) por encima de Celda 211 (2009) para representar a España en los Oscars 2011 consiguió crearme la curiosidad y la expectativa de que me iba a encontrar algo mejor que lo que nos ofreció Daniel Monzón. Y no ha sido así. También la lluvia (2010) es tan buena película como era El baile de la Victoria (2009) de Trueba, pero sin sacar todo el provecho al material tan bueno del que disponían para hacer una película tan redonda como Celda 211 (2009).
 

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