Super 8 (2011)

Por Alejandro Contreras.
 

 

Aviso a navegantes (y nunca mejor dicho a los lectores de una revista online como ésta), para esta crítica no voy a revelar nada de su trama, al menos nada que no aparezca en su trailer. Todo aquel que vaya al cine, que es donde mejor se puede ver y oír esta película, merece sorprenderse con la historia que ha escrito y dirigido J.J. Abrams.

 

Era la única que podría evitar el marcador a cero que estaba consiguiendo este verano en cuanto a estrenos que merezcan la pena. Y por desgracia no es un problema exclusivo de este año. Si echamos la vista atrás, sin las películas de animación de Pixar o por El caballero oscuro (2008), Malditos Bastardos (2009) y Origen (2010), los veranos de los tres años anteriores hubieran pasado sin pena ni gloria.

 

Nos están bombardeando con ciertas ideas sobre Super 8 (2011) que me gustaría matizar.

 

Cierto es que la historia se contextualiza en una época, pero no creo que sea tan «homenaje al cine de los años 80» como se está diciendo. Cualquiera que pase un tiempo viviendo en lo que llaman la América profunda, sabrá que pueblos como los de la película apenas han sufrido grandes cambios en los últimos treinta años. Si visitáis Carolina del Sur, lugar que conozco bastante, hay gasolineras, casas y furgonetas tal y como la que aparecen en Super 8 (2011). Hasta la forma de vestir, los hábitos de comida siguen siendo los mismos y no se han modificado ni un ápice por el paso del tiempo o el influjo de las modas o nuevos estilos de vida. Se han cuidado algunos detalles tecnológicos para resaltar la época que trata de retratar, pero son más anecdóticos que otra cosa.

 

Lo que sí se ha conseguido es cerrar una propuesta de cine de entretenimiento con un sabor comparable a los clásicos de los años ochenta y que está varias cabezas por delante del cine de entretenimiento que se está haciendo últimamente.

 

Se habla de que «se ha querido hacer un grandes éxitos del cine de Steven Spielberg», productor de la cinta. No lo puedo negar la evidencia porque es cierto que hay escenas o recursos cinematográficos que recuerdan a la obra de Spielberg. Hasta se ha rodado en el estado de West Virginia que es colindante con el Ohio natal de Steven Spielberg. No han cometido la desfachatez de copiar escenas tal cual como ocurre en Green Lantern (Linterna Verde) (2011), y sólo los más fieles seguidores del director de Parque Jurásico (1993) irán descubriendo las distintas analogías de la historia. J.J. Abrams ha confeccionado una historia compacta, aunque como en otras ocasiones, funciona mejor creando expectativas que luego resolviéndolas.

 

Tras una primera hora trepidante y repleta de escenas memorables, el relato cae en los más absolutos convencionalismos y esa chispa inicial desaparece hasta un doble final tan vibrante que consigue redimirla.  Es en el momento en el que los chicos dejan de grabar su película cuando comienza este traspiés que se podría haber subsanado con menos lógica y más pasión al cine.

 

Aunque se ha suministrado poca información de la película antes de su estreno en USA el pasado mes de junio, los espectadores españoles que han tenido que esperar dos meses para poder verla están recibiendo más información que los norteamericanos. No entiendo mucho esa idea de que «se recupera el cine protagonizado por una pandilla», porque de la pandilla sólo participan prácticamente dos. Bueno, dos y medio si contamos al de los petardos. La historia no se mueve por la dinámica de la pandilla, sino más bien por quienes se salen de ella.

 

El guión nos ofrece dos personajes adolescentes muy interesantes, como son Joe (Joe Courtney) y Charles (Riley Griffiths), que están maravillosamente interpretados por dos recién llegados a esto del cine.  Con algo de más tablas, Elle Fanning consigue que su Alice Dainard realmente nos conmueva desde que aparece en pantalla. Los personajes adultos no son más que meras comparsas o arquetipos sin mucha chicha. Ni siquiera el padre del protagonista, Kyle Chandler. La Academia del Cine española para su próxima edición ha negado la posibilidad que los menores de 16 años sean premiados.

 

Por suerte esa injusticia no ocurre en Estados Unidos y tanto Joe con 15, Riley con 14 años y Elle con 13 años podrán competir con sus excelente interpretaciones en las mismas categorías que otros intérpretes adultos gracias a sus trabajos en Super 8 (2011).

 

Jamás había visto en el cine una escena de trenes como la que arranca Super 8 (2011). A nivel cinematográfico es todo un prodigio, por las imágenes que podemos ver y por un sonido que termina de redondear una escena que difícilmente se puede olvidar. Eso en cuanto a escenas grandilocuentes, pero es que hay unas cuantas más de menor envergadura pero de una gran delicadeza que también se te quedan, y que no pienso desvelar. Eso si, cuanto termine la película no os vayáis muy rápido de la sala. Quien avisa no es traidor.

 

Pocas veces el cine contado en el cine quede bien, y mira que Pedro Almodóvar lo ha intentado veces y nunca termina por funcionarle. Super 8 (2011) es una película que emociona principalmente a todos aquellos que algún día se atrevieran a comenzar a dar sus pasos en esto del mundo del cine, y que hubieran dado su vida por haber vivido una aventura como la que viven en esta película. Y para aquellos que prefieren disfrutar el cine tan solo como espectador, también porque es una película que sin ninguna excusa está hecha para que el gran público disfrute del séptimo arte.

 

No os la podéis perder.

 

 
 
 

Super 8 (2011) se estrenó en España el pasado 19 de agosto de 2011.

 

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