Una nueva vuelta de tuerca al universo de Mignola

Portada de Falconspeare

Falconspeare (Norma) es una obra que plantea un cuestionamiento ético interesante.

Mike Mignola y Warwick Johnson-Cadwell son dos autores que han colaborado en diversas ocasiones. Su primer trabajo fue El Sr. Higgins vuelve a casa, que fue seguido por Nuestros encuentros con el mal para, finalmente, ver la luz Falconspeare. En este tercer trabajo volveremos a encontrarnos con el profesor Meinhardt, el señor Knox y la señorita Van Sloan. Los tres personajes son famosos cazadores de monstruos que luchan contra el mal constantemente. En esta ocasión la obra se centra en la investigación sobre el misterio de qué sucedió con James Falconspeare.

Falconspeare es otro cazavampiros que trabajaba, hace quince años, con los demás miembros del equipo. Este personaje, que se esfumó en un determinado momento, va a adentrar a sus compañeros en una búsqueda. Esta investigación terminará con cierta rapidez. Ello hace que el inicio de la narración de esta obra sea acelerado e, incluso, excesivamente apresurado. Llega, incluso, a resultar poco interesante. No obstante, Johnson-Cadwell plantea un giro en el guión que resultará llamativo.

Este cambio en la narración lo aporta el propio Falconspeare cuando cuenta lo que le ha sucedido en este tiempo que ha estado desaparecido. El elemento más sugerente está relacionado con los elementos éticos que se plantan en la narración escrita. Sabemos que existen multitud de planteamientos éticos. Algunos de ellos son rigoristas y limitan las acciones de las personas que lo defienden. Esto es, precisamente, lo que se nos muestra en esta obra.

Ante esto cabría la posibilidad de buscar alternativas a esta posición tan limitante. La cuestión, entonces, estaría en lo que se podría o no hacer. Esta es la cuestión. ¿Habría alguna posibilidad? ¿Tenemos alguna opción si nuestra decisión ética ya está tomada? Sin ninguna duda la respuesta es compleja y no existe una sola solución. Por esta razón, Johnson-Cadwell decide mostrarnos una posible solución al estilo mignoliano. Tendréis que leer la obra para saber cuál es esa opción.

Por otro lado, la narración visual está claramente influenciada por la estrategia de Mike Mignola. Ahora bien, las diferencias entre ambas son sustanciales. En este sentido podemos decir que la obra no tiene ese carácter profundo que suele ser el sello identificativo mignoliano. No encontraremos esas viñetas silenciosas que dan contexto a la obra y que logran que el lector se introduzca en una historia especial. En este sentido, Johnson pretende entrelazarse con su predecesor. De hecho, también apuesta por el humor negro sutil y sencillo, unido al carácter victoriano y a ciertos elementos tristes, melancólicos e, incluso, patéticos. Sin embargo está lejos del maestro.

La obra en cuestión no podemos considerarla como un trabajo destacado. Sin embargo, su debate ético puede resultar llamativo. A su vez, la narración visual es expresiva pero sin profundidad. Un trabajo que podrá satisfacer a los seguidores del universo mignoliano, aunque no terminará de llamar su atención.

 

Por Juan R. Coca

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