En la fiebre de las autoayudas y la lucha por sobrevivir: Una terapia integral

Horacio Otheguy Riveira.

Curiosa irrupción escénica en el tema terapéutico mundialmente en boga desde hace tiempo. Por ejemplo, en cine (Una terapia peligrosa), televisión (Los Soprano), narrativa (Un caso clínico), ensayo (La cultura de las terapias alternativas), teatro (Bajo terapia). En esta ocasión, los autores-directores instalan a sus personajes en un obrador para aprender a hacer pan, sin más, eso es todo a buen precio, pero “el maestro panadero” utilizará el asunto como excusa —a manera de terapeuta-gurú— para generar cambios en sus vidas… y lograr un proyecto más fructífero en la suya. El juego moviliza emociones más o menos dolorosas en los tres clientes que se convierten en pacientes; lo hacen con brotes cómicos de calibre más o menos grueso que los intérpretes defienden con eficacia.

Una terapia integral es un ejercicio teatral que agota muy pronto su original punto de partida, ya que el desarrollo resulta obvio en la trama, y muy previsible en los dobleces de los cuatro personajes, dentro de una producción muy cuidada en los aspectos técnicos, con el indudable acierto de contar con intérpretes muy buenos en cualquier género. Podría decirse que lo que aquí representan está muy por debajo de sus antecedentes por el carácter lineal de los tipos humanos que deben asumir entre la comedia y el drama de sus procesos. Podría vérseles como eslabones de una función demasiado superficial bajo apariencia de “alegremente” profunda. Pero estos puntos de vista no serían del todo justos, ya que lo elemental del texto resulta defendido con tal ahínco que se está muy a gusto viéndoles desenvolverse en la sospechosa timidez de Marta Poveda, la altiva ternura de Esther Ortega, la exagerada euforia de César Camino y la inflexible conducta del jefe, Antonio Molero.

Un reparto por el que bien merece acercarse a esta Terapia integral y averiguar qué es eso de que El pan somos nosotros

De izquierda a derecha: Esther Ortega, Marc Angelet, César Camino, Antonio Molero, Cristina Clement, Marta Poveda.

«1. Mezclamos bien en un bol la harina, la levadura y la sal.
2. Echamos el agua muy despacio mientras vamos removiendo con una cuchara, hasta que se forme una masa homogénea, la sacamos y amasamos un poco.
3. Dejamos reposar la masa entre 30 minutos y una hora, metida en el bol engrasado en un lugar cálido cubierta con un trapo de cocina para que crezca. Ya tenemos la masa para darle la forma que queramos. Después le daremos unos pequeños cortes para permitirle que crezca. Enharinamos una bandeja de horno,
4. Colocamos encima nuestros panes y espolvoreamos harina por encima.
Precalentamos el horno a 220 grados y lo metemos aproximadamente una hora.
5. Sacar cuando veamos que coge su color.

Aparentemente una receta sencilla. Pero seguir los pasos uno a uno, no garantiza que el pan vaya a salir bien. Porque el pan, como la vida, no es solo una receta, hay que tener siempre en cuenta que existe una parte del proceso que no podemos controlar». Cristina Clemente-Marc Angelet

 

 

Intérpretes: Antonio Molero, Marta Poveda, Esther Ortega, César Camino
Con la colaboración de Juli Fàbregas

Autores: Cristina Clemente y Marc Angelet
Directores: Marc Angelet y Cristina Clement

Ayudante de Dirección Beatriz Bonet
Diseño Escenografía y Vestuario José Novoa
Diseño Iluminación Sylvia Kuchinow
Diseño de Sonido Ángel Puertas
Producción Carlos Larrañaga
Ayudante de Producción Beatriz Díaz
Ayudante de Producción Sabela Alvara

TEATRO FÍGARO

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OTRAS CREACIONES EN CULTURAMAS:

Antonio Molero en EL TEST

Marta Poveda en MALVIVIR

Esther Ortega en SUAVES

César Camino en FAMILIA CAMINO

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