40º Festival de Teatro de Málaga: Susan y el diablo. Entre la justicia y la venganza  

Por Alberto Medina

 La madrugada del 9 de agosto de 1969, cuatro miembros de la denominada “Familia Manson” entraron en una casa de Cielo Drive, en Los Ángeles, donde se encontraba la actriz Sharon Tate embarazada de ocho meses, acompañada por tres amigos. Los asaltantes mataron a todos los presentes en aquella casa, en una masacre cruel y salvaje que conmocionó a la sociedad del momento. Los asesinos fueron detenidos y condenados a cadena perpetua, entre los que estaba Susan Atkins o “Sexy Sadie” la más fiel seguidora de Manson.

Desde que la humanidad escribió sobre su Historia, la culpa es compañera de la Humanidad. En la Biblia, la culpa es vista como un pecado contra Dios y una falta de obediencia a sus mandamientos. La Biblia enseña que todos los seres humanos son pecadores por naturaleza y que la culpa es un resultado de ese pecado original. También la mitología habla de la culpa: dioses y diosas que son castigados, o personas perseguidas por la culpa. Un ejemplo de héroe que lucha por la culpa y su destino es Edipo.

Llega al Teatro Cervantes, en el 40º Festival de Teatro, la obra Susan y el Diablo que se desarrolla en 2008. Paul Wilkins (Manuel Valls), periodista del diario sensacionalista Black Star, acude al penal de La Frontera (Los Ángeles) para entrevistar a Susan Atkins (Maria José Goyanes). Susan ha pedido la revisión de su condena, al sufrir un cáncer terminal, y es la entrevista una oportunidad de humanizar al demonio

Porque no todo es lo que parece, y tras la hora en directo de la entrevista, se revelan secretos y confidencias que hacen que el espectador reflexione entre las fronteras entre la justicia y la culpa, dos conceptos distintos y a menudo opuestos. La justicia busca proteger los derechos y libertades de todos, mientras que la venganza busca satisfacer los deseos personales en el castigo. ¿Hasta donde la sociedad puede albergar compasión? ¿Puede el Estado ser la dueña del destino de los condenados? Una simple pero efectiva escenografía (unas rejas, una mesa y unas sillas) sirven para el enfrentamiento de nuestro Edipo con su particular Yocasta.

A pesar de la tímida lluvia que mojaba las frías calles de Málaga, el público ovacionó en pie esta obra de Chema Cardeña. La obra es una oportunidad para que artistas veteranas como Marisa Lahoz en su papel de carcelera, cuenten historias al público que llega al teatro. Con la madurez se aprende de los errores y aciertos en la carrera teatral y se adquiere la habilidad de adaptarse a diferentes obras de manera creativa y efectiva.

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