“Tennessee”: soledades compartidas en dos obras cortas y un entremés

Horacio Otheguy Riveira.

Años 40 y 50, Barrio Francés de Nueva Orleans, ambiente por el que Tennessee Williams anduvo malamente, trabajos varios, pensiones con paredes desconchadas… En esa atmósfera, bañada en tabaco y alcohol circulan los personajes de La marquesa de Larkspur Lotion y Háblame como la lluvia, dos de sus numerosas piezas cortas que se representan con un entremés coescrito por la actriz del primero, Cristina Medina y la directora María Ruiz.

La unión crea un emotivo homenaje al extraordinario autor que empezó a triunfar con El zoo de cristal, y a ganar dinero con el que poder entretener su pertinaz neurosis autodestructiva, que brilló con gran sentido del humor entre amigos y amantes, mientras no paraba de producir piezas magistrales y obras menores para el cine, donde casi todo fue adaptado. El incremento de su fortuna sirvió para que su hermana Rose (en muchas piezas hay algún reflejo de ella, pero sobre todo en la muchacha atormentada por su madre en El zoo...) mantuviera hasta su muerte una confortable estancia en el psiquiátrico donde estuvo ingresada hasta que falleció a los 87 años.

Esta producción cuenta con una valiosa ambientación, tanto en la escenografía y la música como la muy sugerente iluminación, gracias a lo cual sus excelentes intérpretes parecen andar de puntillas para no alterar el espíritu poético del autor, cuyas dislocadas emociones le impidieron ir al frente en la Segunda Guerra Mundial —cosa que agradeció profundamente—, y posiblemente le llevara a la muerte en 1983, con 71 años, en un hotel, oficialmente a causa de un cóctel de psicofármacos.

 

Cristina Medina, huésped temporal de una pobre pensión, y Maripaz Sayago, como la casera que no logra cobrar la deuda.

 

César Camino, el escritor en situación similar a la de la mujer borracha: seguramente amigos inseparables a partir del momento en que comparten una petaca…

 

La señora Hardwick no puede pagar la pensión; es tan dependiente del alcohol, que hasta bebe de un insecticida que contiene cierto porcentaje, de allí que la casera la bautice como La marquesa de Larkspur Lotion. Una conversación entre estas dos mujeres es interrumpida por otro pensionista también deudor. Mientras ella dice esperar el dinero de su plantación en Brasil, él no exagera en nada, pues se muestra tal cual es, un escritor bloqueado, un hombre deshecho, que, sonriente, fumando y bebiendo de una petaca, dice llamarse Anton Pavlovich Chejov. Una tragicomedia representada como un doliente y algo humorístico primer paso para pisar firme con la segunda pieza, Háblame como la lluvia que viene después del entremés: un poema escénico entre un hombre que ha perdido la paga del paro en una delirante fiesta y su pareja, una mujer que se felicita de haber estado todo el día bebiendo solo agua, y soñando con ser otra:

MUJER: ¡Quiero irme de aquí!
HOMBRE: ¿Cómo?
MUJER: ¡Sola! (Vuelve a la ventana) Me instalaré con un nombre supuesto en un pequeño hotel de la
costa…
HOMBRE: ¿Con qué nombre?
MUJER: Anna… Jones… La camarera será una viejecita que tenga un nieto y hable de él… Yo me sentaré
en la silla mientras la viejecita hace la cama, con los brazos colgando… a los lados y… su voz será…
apacible… Me contará lo que cenó su nieto…, tapioca y leche… (Se sienta junto a la ventana y bebe sorbos
de agua.) La habitación será umbrosa, fresca y estará llena del murmullo de la…
HOMBRE: ¿Lluvia?
MUJER: Sí. De la lluvia.
HOMBRE: ¿Y…?
MUJER: ¡La ansiedad… desaparecerá!
HOMBRE: Sí…
MUJER: Al cabo de un rato la viejecita dirá: ya tiene la cama hecha, señorita; y yo le diré: gracias… Coja un dólar de mi monedero. Se cerrará la puerta. Y me quedaré otra vez sola. Las ventanas serán altas, con largos postigos azules, y habrá una temporada de lluvia…, lluvia…, lluvia… Mi vida será como la habitación, fresca, umbrosa y… llena del murmullo de la…
HOMBRE: Lluvia…

 

César Camino, magistral en el derrumbe y la ternura de una situación de fabuloso abandono.
Maripaz Sayago ofrece una interpretación conmovedora, gesto a gesto, palabra a palabra en su largo ensueño de ser otra mujer… La iluminación de Felipe Ramos la ayuda creando un ambiente de sutil encanto.

 

La directora María Ruiz ha creado un pequeño mundo Tennessee, una síntesis muy interesante para introducirnos en las palpitaciones de uno de los grandes del teatro del siglo XX.

Algo de su biografía se cuenta en el entremés, un abordaje rápido, nada académico, muy cercano al corazón de un dramaturgo genial, que quiso ser Chejov, pero fue él mismo con enorme talento, presentándonos a personajes irónicos o sarcásticos, siempre en crisis, en conflicto con su autoestima, la necesidad de amor y un pánico tremebundo a fracasar…

 

Con la omnipresente cama de fondo, Cristina Medina nos habla de Tennessee, “al que adoro”. Nos pasea por breve anecdotario, y nos regala una canción de aquellos años como un abrazo al autor y a todos nosotros…

 

*** *** ***

Nota al margen

Canción azul es un poema de Tennessee Williams que nadie dice en escena, pero que retrata muy bien la conexión del espectáculo:

 

Estoy cansado.
Estoy cansado del habla y de la acción.
Si te encuentras conmigo en la
calle, no me preguntes porque
sólo puedo decirte mi nombre
y el nombre de la ciudad en la que nací,
pero eso es suficiente.

Ya no importa si
llega el mañana. Si sólo existe
esta noche y después es
la mañana, ahora no importará.

Estoy cansado. Estoy cansado del habla
y de la acción. En mi corazón
encontrarás un minúsculo puñado de
polvo. Tómalo y sóplalo
al viento. Deja que el viento
se lo lleve y encontrará el camino a casa.

 

Tennessee Williams 11 de noviembre de 1940, en New York: cuando escribía numerosas piezas cortas, imaginando los borradores de El zoo de cristal y Un tranvía llamado deseo, que serían grandes éxitos internacionales, también adaptados al cine.

 

Con el paso del tiempo, a la vez que iba comprendiendo algo de las cosas humanas, apreciaba más y más a Tennessee Williams y muy especialmente a estos personajes indefensos que parecen sacados de la basura por los que siento una especie de hermandad, como si en cierto modo me notara hecha de la misma pasta… Me di cuenta de que se debía a que Tennessee se identifica con ellos, que los mira con el amor con que se tratan las cosas propias, los entiende, le resultan interesantes y le hacen gracia. Que en el último escalón antes del precipicio social en que se mueven los haya adornado con el valor y la chispa de personajes nobles me produce una especie de alegría que espero poder transmitir a través de los actores y de un grupo de creadores que han demostrado ya lo que valen. María Ruiz. Versión y dirección

 

Dos obras cortas de Tennessee Williams

Entremés de María Ruiz y Cristina Medina

Versión y dirección María Ruiz

Intérpretes:

César Camino (Escritor, Actor y Hombre)

Cristina Medina (Sra. Hardwicke-Moore y Actriz 1)

Maripaz Sayago (Sra. Wire, Actriz 2 y Mujer)

 

Diseño de espacio escénico Juan Carlos Savater

Diseño de iluminación Felipe Ramos

Diseño de vestuario Chary Caballero

Diseño de sonido Benigno Moreno

Ayudante de dirección Juanfran García

Residente ayudantía de dirección Teatro Español Cristina Simón

Una coproducción de Teatro Español y Producciones Come y calla

TEATRO ESPAÑOL. SALA MARGARITA XIRGU. DEL 9 noviembre al 17 diciembre 2023

 

 

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