“El tiempo de las moscas”, de Claudia Piñeiro: continuación de `Tuya´, su primera novela

Horacio Otheguy Riveira.

Lo que fue una formidable obra de 176 páginas, con un ritmo trepidante de serie negra tan cinematográfico que llegó al cine en 2015, tiene esta continuación publicada en 2022, para lo cual, Claudia Piñeiro necesitó 404 páginas. Un mundo diverso, al borde de una novela río por la variedad de asuntos que rodean al eje: la salida de la cárcel de aquella protagonista, tras 15 años entre rejas. Sin duda, obras muy distintas en forma y contenido…

Tuya protagonizó un comienzo de éxito fulminante que su autora aprovechó al máximo. Prolífica, y como tal de muy desigual interés, cuando acierta resulta muy grande, tal y como en CULTURAMAS se ha ido dejando constancia (1). Lo mejor de El tiempo de las moscas es el altísimo nivel de interés de la pareja protagonista, dos amigas nacidas como tales en prisión, Inés y La Manca. La primera empieza de nuevo su vida cuyo confortable estatus de ama de casa se perdió a causa de un balazo que “hoy no repetiría”, y una bisexual muy avispada con una de las manos sin sensibilidad. Mientras la primera se defiende con economía ajustada matando insectos profesionalmente, recorriendo las calles de Buenos Aires con una camioneta a punto de sucumbir, junto a su amiga forman una pareja de detectives que aumenta moderadamente la situación económica de ambas, hasta que se encuentran con un caso más que inesperado, temerario: solicitud de ayuda para un envenenamiento por parte de una adinerada productora de televisión.

El eje, la trama central, es muy interesante, y el desarrollo de estos personajes, óptimo, hasta que la Piñeiro abusa con varios tiempos muertos interrumpiendo la acción principal, dejando visibles los intereses de voces anónimas de mujer con variados temas de su interés, desde un punto de vista cotidiano con ambiciones ideológicas a gran escala. Y, por otro lado, otras interrupciones para desarrollar amplia información sobre las moscas, a partir de una mosca azul que Inés tiene en un ojo izquierdo como efecto ocular, sin consecuencias, pero que la lleva a indagar entre entomólogos sobre el devenir de las moscas, casi al mismo nivel de aquella Vida de las abejas que el belga Maurice Maeterlinck escribiera en 1901: así de detalladas y variopintas existencias de los diversos tipos de moscas. En ambos casos —diálogos de mujeres y exposición entomológica— la información se acompaña de citas de escritoras y estudiosos, sin ningún tipo de intriga, paralizando la intriga del conflicto central a cargo de Inés Experey y su gran amiga, La Manca.

Lo que un día parece un suceso, mañana puede caer en el olvido. Si eso va a pasar con el feminismo y sus conquistas, no lo sé, pero en todo caso, me apuro. Tengo que aprovechar la ola. Así que me dediqué a aprender a ser esa nueva mujer con esmero: observé, entendí, acepté, copié, sumé palabras, resté otras. Esponja. estuve un poco perdida los primeros meses. No encontraba el camino. Fueron momentos de incertidumbre, de desconcierto (¿qué mierda les pasa a las mujeres?). Sin embargo, esa mosca, mi mosca, me recordaba cada día que en la vida hay dos opciones: ver, aunque moleste, o suprimir. Y yo, Inés Experey, esta vez y contra cualquier pronóstico, decidí ver.

Creo que hay interés en ambas “separatas” al principio, pero agotan por innecesarias. He pasado de las páginas que no me importaban ávido de reencontrarme con las detectives protagonistas cuyas corrientes de afecto las convierte en inseparables, provocándome permanente interés en saber de ellas y acompañarlas adonde sea menester.

Entre moscas y muchas voces de mujeres como fondo marino de una navegación urbana, aunque porteña con alcance universal, se aborda un desenlace que sí está a la altura de la primera novela, y otras de la infatigable escritora:

Pero cuando está juntando sus cosas para irse, la mujer recibe un mensaje que cambia el resto de la tarde y lo que sigue de esta historia…

 

Inés y La Manca, dos amigas que se quieren y en esta portada se divierten mucho más de lo que les permiten las tensas situaciones que viven. Sin embargo, mantienen siempre viva esta aspiración.

 

Inés es una “ejecutora” de insectos casa por casa; los liquida a todos, menos a la mosca doméstica, la “bella mosca azul”, con la que mantiene una permanente unión…

 

Por las calles de Buenos Aires deambulan Inés, La Manca y otras mujeres en esta novela eminentemente femenina, con alguna colaboración extraordinaria de un hombre tan generoso que no lo parece. Pero no es una novela costumbrista ni localista, más bien de palpitación universal.

 

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(1) También en CULTURAMAS:

“¿Quién no?” Enigmáticos cuentos breves.

“Una suerte pequeña”. Nuevo Thriller.

“Elena sabe”. Novela negra insólita.

Entrevista a Claudia Piñeiro por su novela “Un comunista en calzoncillos”

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