“Las confesiones”, escrita y dirigida por Alexander Zeldin: obra pequeña en montaje expansivo

Horacio Otheguy Riveira.

Primera vez en España una función del autor y director inglés especializado en nuevas visiones sobre viejos temas de conflictos sociales y morales. Ubicado en el eje de un conglomerado de historias cruzadas de supervivientes del implacable sistema económico mundial, sobre todo centrado en Reino Unido. Es una pena que estas “Confessions” resulten tan pobres en relación con la muy aplaudida trayectoria de este creador.

Las confesiones de una anciana muy vitalista, y la representación en escena de las mismas por una actriz más joven que la interpreta, se embarcan en un vagamente interesante desarrollo en contexto realista con mucho juego clásico del costumbrismo de los años 60, época en que transcurre la pieza, y en la que brilló con mucha fuerza el llamado Teatro de los Jóvenes Iracundos —John Osborne en la cima— que dio una gran vuelta al teatro burgués de entonces y marcó a muchos autores posteriores. Algo hay de aquello en esta intimista historia de muchacha atribulada por una estructura familiar de clase media acomplejada que paga la educación más cara, pero al no cumplir con las expectativas, casa a la hija con un presunto modelo de caballero que se irá convirtiendo en un arquetipo de machista insoportable… hasta que ella inicia su liberación…

Con más acento feminista que social, The Confessions expande su interés en tanto microcosmos donde  buenos actores cubren varios personajes con notable profesionalidad, pero estos en ningún caso justifican una puesta en escena de pesados decorados con tramoya a la vista bajo una iluminación de teatro tradicional que se avergüenza de serlo, así que hay que soportar todo el tiempo luz de patio de butacas de muy alta a media, baja, y pocas veces inexistente: un juego molesto que no permite concentrarse en la casi siempre brillante labor del reparto.

Un mensaje último también tan convencional como todos los elementos puestos en juego a lo largo de dos horas también excesivas, ya que la obra original quizás no supere la hora y cuarto. Desde luego el alto nivel profesional del equipo consigue que sigamos con interés el desarrollo del espectáculo, pero una vez finalizado queda al descubierto lo insustancial de tanto montaje para tan pobre narrativa teatral, exponiendo una historia mil veces vista, con elementales personajes y sin aportar de fondo nada nuevo, así como desde el punto de vista de disciplina escénica todo se mueve, y se mueve mucho, para que nada cambie y los conflictos se exhiban como brotados de una vetusta biblioteca teatral.

 

 

Director: Alexander Zeldin
Diseño de escenografía y vestuario: Marg Horwell
Movimiento y coreografía: Imogen Knight
Diseño de iluminación: Paule Constable
Música: Yannis Philippakis
Diseño de sonido: Josh Anio Grigg
Director de casting: Jacob Sparrow
Directora de casting en Australia: Serena Hill
Directora asociada: Joanna Pidcock
Coordinadora de intimidad: Katharine Hardman de EK Intimacy
Apoyo dramatúrgico: Faye Merralls, Sasha Milavic Davies
Directora de voz: Cathleen McCarron
Apoyo para el dialecto: Louise Jones, Jenny Kent

Intérpretes:
Amelda Brown
Jerry Killick
Lilit Lesser
Brian Lipson
Hannah Morrish
Pamela Rabe
Gabrielle Scawthorn
Jacob Warner
Yasser Zadeh

Producción: A Zeldin Company / A Zeldin Compagnie

Encargo de: The National Theatre of Great Britain, RISING Melbourne, Les Théâtres de la Ville de Luxembourg

TEATROS DEL CANAL. SALA ROJA. TRES FUNCIONES: 10, 11 y 12 de abril

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