Horacio Otheguy Riveira.

Tirso de Molina (seudónimo de fray Gabriel Téllez; Madrid, 24 de marzo de 1579-Almazán, hacia el 20 de febrero de 1648) fue un religioso mercedario español que destacó como dramaturgo, poeta y narrador del Barroco, con un sentido del humor extraordinario para descubrir una indudable adoración por el sexo femenino, ya que -como Lope de Vega, su gran maestro en el teatro, que no en el arte amatorio- redescubrió el coraje y la imaginación femeninos en tiempos patriarcales.

Mujeres que luchan por sus intereses de la mejor manera posible, con capacidad suficiente para convertirse en caballeros que bregan por jóvenes con buena dote y muy grata apariencia.

Cuando Doña Inés se convierte en Don Gil de las calzas verdes, todos, en su estreno de 1615 y hoy 410 años después, caemos embelesados por tamaña belleza chica-chico pero indudable muchacha rompecorazones. De allí la brillantez de un juego iniciado por Aristófanes y continuado por todos los demás hasta dar con Shakespeare, quien en lo menos dos textos, borda con maestría la experiencia: La comedia de los enredos y Noche de Reyes. Algo que sedujo a la directora británica Sarah Kane, responsable de esta puesta en escena: «Como directora enamorada de Shakespeare, descubrir los ecos entre ambos dramaturgos ha sido un estimulante desafío. Tirso pone en el centro de la obra a una joven abandonada y sufriendo por ello, que demuestra su capacidad de burlar a los demás creando dos alter ego, don Gil y doña Elvira, con el fin de vengarse y a la vez conseguir a su hombre: ¡qué habilidad se necesita para pensar todo esto! Esto se ha convertido en la fuerza impulsora y la luz guía de la producción, y espero que cree momentos de puro placer para el público».

Noble enredo y barullo excesivo

La intriga y el enredo originales exigen una puesta en escena -cualquiera sea la versión del texto- muy medida, a la par que muy creativa. Ambas necesidades están aquí cubiertas. Donde creo que se falla es en el criterio del buen ritmo, muy cerca de otras piezas similares, pero con especial hincapié en los vodeviles franceses del XIX-XX con Georges Feydeau en cabeza.

Aquí en lugar de las puertas por donde entran y salen a toda velocidad amantes y esposos a punto de ser descubiertos o plenamente señalados, se da un gran portalón que Ania Hernández -en una fascinante Doña Juana que nos cuenta su ingeniosa travesía travestida- mueve una y otra vez, dando curso a una ventana cuyas hojas dan entrada a diversas escenas, y a todo el andamiaje para que haya secretas miradas, fugas y apariciones.

Los movimientos de los intérpretes están muy bien controlados físicamente, pero desde el punto de vista dramático resulta muy embarullada ya desde el comienzo en que, mientras se nos cuenta en todo detalle el antecedente de lo que veremos, se nos distrae con difusos personajes que desfilan detrás: una tendencia que crea situaciones confusas y entorpece el buen funcionamiento de la representación.

Imparable Marín-Miró en nueva creación

Un equipo formidable el de esta sexta promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico: Íñigo Arricibita, Xavi Caudevilla, Cristina García, Ania Hernández, Antonio Hernández Fimia, Pascual Laborda, Felipe Muñoz, Cristina Marín-Miró, Miriam Queba, María Rasco y Marc Servera. Cada uno en su medida, todos aplaudidos en otras funciones, pero con un sobresaliente trabajo en Ania Hernández y Cristina Marín-Miró, quienes suelen alternar protagonistas.

En esta versión, Doña Juana (Ania Hernández) se convierte en la narradora de su propia historia, dejando que Marín-Miró asuma a Don Gil, encarándose con cuanto se cruce en su camino con donaire, sensualidad y belleza, todas condiciones que esta joven actriz desarrolla con muchísima gracia, seguridad en todos los detalles de tal comportamiento, y natural prestancia, compartiendo con todo el reparto el talento que les une; talento y capacidad de trabajo, ya que si la comedia de Tirso es dura, compleja, con mucho texto y mucha acción, la concepción de la directora lo complica aún más.

Marín-Miró, fantástico Don Gil, aplaudida con ganas también en su Fenisa de La discreta enamorada, temporada 2023.

 

 

 

El vestuario de Pier Paolo Alvaro y Roger Portal aporta una hermosa dinámica visual al agitado enredo de la función.

 

 

Iñigo Arricibita – Don Martín
Xavi Caudevilla – Caramanchel /Alguacil
Cristina García – Doña Juana  (Doña Elvira)/Fabia 
Ania Hernández – Doña Juana
Antonio Hernández Fimia – Quintana /Don Antonio
Pascual Laborda – Don Pedro
Cristina Marín-Miró – Doña Juana (Don Gil)
Felipe Muñoz – Don Juan
Miriam Queba – Doña Inés    
María Rasco – Doña Clara
Marc Servera – Don Diego/ Osorio/ Músico

 

Escenografía Elisa Sanz – AAPEE

Ayudante de escenografía Sofia Lovisa Skantz

Iluminación Paloma Parra

Ayudante de Iluminación Víctor S. Bermúdez

Diseño vestuario Pier Paolo Alvaro y Roger Portal – AAPEE

Asesor de verso Vicente Fuentes

Intérprete Elena Brea Sandín

Coreografía y Directora de movimiento Sol Garre

Arreglos y composición musical Laura Fernández Alcalde

Arreglos y montaje de canciones Beatriz de la Banda Soriano

Ayudante de dirección Jorge Gonzalo 

 

TEATRO DE LA COMEDIA. HASTA EL 28 DE MARZO 2025

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Forever Van Gogh

Todo Shakespeare en 90 minutos

Safo

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