Los guionistas: la primera semilla de la película – Homenaje a José Miguel Hernán

 
Por Jorge Girbau Bustos.

El pasado 12 de Septiembre falleció uno de los guionistas históricos de este país: José Miguel Hernán, trabajo en el cine toda su vida participando en películas, (que algunas son referente como La tía Tula), adaptaciones de obras literarias: (Los ojos verdes de Adolfo Bécquer, Gobseck de Honoré de Balzac, El doble de Feodor Dostoievski, Las mujeres buenas de Goethe o El incongruente de Gómez de la Serna); programas infantiles (Barrio Sésamo) o series de televisión (como la serie documental El Camino del Cid). Y además, creó en la década de los setenta la serie: La tía de Ambrosio protagonizada por Rafaela Aparicio y Luis Morris. Pero José Miguel Hernán era algo más que un guionista, observaba el mundo y lo retrataba con la mirada certera de un escritor. En todas sus obras se podía palpar el mundo interior de una época y su atmósfera. Lo importante para él era conseguir escribir un buen guión que contase algo nuevo para alimentar el intelecto del público.

Ahora que ha fallecido se ha ido uno de los pilares del cine español. Siempre se mantuvo en un segundo plano, como un currante del séptimo arte. Sus opiniones no dejaron de ser enseñanzas para las generaciones posteriores (yo entre ellos). Era una delicia escucharlo y una suerte haber participado en algunas de esas tertulias. Los guionistas durante los años de la dictadura franquista tuvieron que dar vida a nuestro cine menos convencional. Pertenecientes a partir de los años 60 del Nuevo Cine Español, por aquel entonces tenían que burlar a la temible censura. A pesar de ello, se hicieron algunas obras maestras que son tema de estudio en las escuelas del medio audiovisual.

¿Por qué La tía Tula, 1964?

La tía Tula (1964) siempre será una de las cumbres de nuestro cine, dirigida por Miguel Picazo e interpretada por Aurora Bautista y Carlos Estrada con guión de José Miguel Hernán, Luis Enciso y Manuel López Yubero sobre una idea de Miguel Picazo. Esta obra es interesante si se la compara con el libro de Miguel de Unamuno del mismo nombre escrito en 1921.

Se trató de adaptar la novela a la actualidad, a los años sesenta del siglo pasado. Para conseguir ese objetivo era necesario también modernizar la historia de Unamuno sin perder de vista su pensamiento filosófico de la vida e incluyendo secuencias del erotismo de la época. Así, Tula encarna el deseo y la represión de sus instintos primarios para retratar a un personaje amargado en una sociedad que no dejaba libertad para poder decidir. Todavía es de rigurosa visión para todo el mundo que quiera conocer el pasado más cercano de una España ya desaparecida.

La España del caudillo fue hace menos de un siglo, y aún hoy vive gente que se educó bajo el látigo de los estamentos de la dictadura, la película de Picazo respira de las prohibiciones que nos regalaba esa sociedad. Dentro del cuadrante cinematográfico La tía Tula pertenece al realismo social que en la segunda mitad del siglo veinte estaba en toda Europa.

Pero no nos engañemos quedándonos en un movimiento como el realismo social porque va más allá de cualquier tendencia y es por lo que seguirá estando en la memoria de los cinéfilos. Fue un punto y aparte en el cine español en pleno cambio de contenidos porque los nuevos trabajadores de la industria de entonces son nuestros clásicos. En pocos años pasamos del folklore a obras maestras con contenido social, durante los últimos 50 y la década de los 60 aprendimos a utilizar el medio para retratar la vida y así nos abrimos a lo contemporáneo con técnicas cinematográficas innovadoras. Se emparentaron con el cine italiano,neorrealismo” o “nuevo realismo”, el cine británico, el “free cinema”, o el cine francés como la “nouvelle vague”.

¿Los guionistas están valorados por la industria?

Esta es la pregunta del millón. Analicemos el asunto. Los guionistas son base primordial para empezar a realizar una película y hoy su salario es bajo en comparación con los otros colegas del gremio. Con todo, a la hora del reconocimiento sigue siendo el último mono y es el que más trabaja.

En los últimos cincuenta años los directores se han ganado un reconocimiento (en algunos casos excesivo), los interpretes siempre han sido las estrellas. Sin embargo, ¿qué sucede con los que escriben la historia? Es una pena porque una película es un trabajo de equipo y no existe reconocimiento de quien gesta en su cabeza la película: la gente del cine debería darse cuenta de cómo solucionar esa afrenta con los que confeccionan nuevas historias para la gran o pequeña pantalla.

Hoy con Internet tenemos toda la información, pero Internet no nos da las soluciones. Los guionistas son los más maltratados económicamente de la poderosa industria del cine. Pienso que las soluciones están a nuestro alcance siempre.

¿Cuáles pueden ser las soluciones?

La primera palabra que me viene a la cabeza es respeto. Todavía no se respeta tanto como deberían hacerlo los directores, los productores y actores que tienen una deuda que saldar. ¿Por qué muchos guiones geniales acaban dentro de un cajón y olvidados por productores? Tanto trabajo, tanto esfuerzo para que al final ni siquiera se filme.

El gremio del cine español: ¿echará en falta la presencia de José Miguel Hernán? Él puso su granito de arena, quería que la ficción cinematográfica evolucionase, que tuviese la misma fuerza que La tía Tula. El mismo impulso. El cine español no puede avanzar hacia el futuro sin conocer y admirar a nuestros clásicos. Claro que en todas las épocas hay joyitas, pero esas joyitas son pocas. Los creadores de nuestro país tienen más medios que antes pero les falta esa chispa de talento y oficio con el que las películas se convierten en inoxidables.

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