Diálogo conyugal en rima consonante
Diálogo conyugal en rima consonante
George Clarke
Azul, 2010
Por Rocío Alvarez Albizuri
Artista sin obra, filósofo de la nada y poeta del absurdo, así se define George Clarke, poeta inglés nacido en 1969.
Después de estudiar Letras y Escultura en Perú y de exponer sus obras por el mundo, fue profesor de arte mientras iniciaba sus estudios de maestría en filosofía.
Llega en 2004 a España, y ampliando su formación, si cabía, inicia su doctorado en filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.
Conferenciante, articulista y lo que nos atañe ahora, poeta.
«La venganza de los monos mecanógrafos» es el título de su valiente primer poemario editado por Azul en 2010. Una oda a la semántica onírica con ciertas propensiones hacia una estructura prácticamente narrativa. Clarke reflexiona sobre los histrionismos de la vida, sobre las vueltas y revueltas que da, y sobre sus misterios. Imágenes, una detrás de otra, potentes, ácidas y desgarradoras, que nos posicionan en la mirada de este singular inglés.
Su última propuesta, “Diálogo conyugal en rima consonante” es una de sus más magníficas y satíricas locuras. Locura por lo sincera, locura por lo tenaz y locura por lo ciega.
Pasen y vean.
Diálogo conyugal en rima consonante
George Clarke
Amado esposo mío
Sólo en ti confío.
Aún recuerdo el día en que pediste mi mano
Llevabas traje azul y zapatos marrones
Pero ahora andas en chanclas y camiseta
Ignorando la deslumbrante picardía de mis nuevos calzones.
Es verdad, gorda mía, que ya no es como antes
Ahora vas descalza por la cocina sin delantal y sin guantes
Pero qué más da si arrastro mis chanclas chinas por el salón
O si tus nuevos calzones no logran despertar mi adormilado corazón.
Amado esposo mío
Esto podría ser mucho más sencillo
No te pediré que laves los platos o planches tus pantalones
Porqué sé muy bien, esposo mío
Que haces siempre lo que te sale de los cojones.
Calla mujer, tampoco es para tanto
¿O acaso pretendes ser feliz viviendo en este antro?
Poco importa si mis calcetines viejos tienen hueco
O si los vecinos chismosos creen que soy chueco.
Amado esposo mío
Me siento sola y tengo frío
Apaga la tele y escúchame un rato
Y por favor, ya no hables con el gato.
¡Qué ingrata eres, gorda mía
Ya veo que todo es queja y grosería!
No olvides las flores que te compré hace un año
Y esa vez que te invité al cine
(te compré palomitas y refrescos)
Pero te pasaste la película llorando en el baño
Pensando sólo en ti, dejándome los restos.
¡Ay amado esposo mío!
¿Qué tal si lo intentamos de nuevo?
Podríamos salir a pasear por la ribera del río
Llevaré bocatas de queso con jamón y huevo.
¡Ay gorda mía,
Deja ya tu melancolía!
Hubo un tiempo en que la vida era una fiesta
Había música, colores, luces y sabores
Ahora prefiero quedarme en casa y echarme la siesta
Lejos de la felicidad, el amor y sus incontables dolores.