Deleite continuo de Lola Casamayor para que reine la imaginación de “María Luisa”

Horacio Otheguy Riveira.

De la soledad de una anciana brota un caudal irresistible de sensaciones, ideas, melodías y, sobre todo, un abanico de hombres interesantes de diversas partes del mundo. De entre todos elige a tres y a una gran amiga íntima, un poco pesada, la de la merienda de una vez a la semana. Pero lo verdaderamente importante es que María Luisa cuenta con ella misma como amiga incondicional para llenar cuantos huecos surjan en el camino. Para lograrlo se necesitan dos mujeres de fuste: el propio personaje y su alter ego en escena, una actriz muy completa, admirable en breves o extensos papeles, con interpretaciones que se quedan con el espectador para siempre porque, además del talento en los recursos actorales, Lola Casamayor aporta una calidez que la torna muy cercana en los personajes más diversos. Está en situación y a la vez con nosotros, en la butaca de al lado. Su sonrisa, a veces enigmática, cuando se presta generosa es inconfundible. Y esta vez Juan Mayorga le ha escrito un personaje de principio a fin clave, único en su trayectoria, y que yo recuerde, en la gran variedad de mujeres del teatro español. María Luisa es en Lola Casamayor un dechado de felicidad constante, siempre al servicio de las palpitaciones de quien se atreve a soñar con los ojos abiertos, a salir al frente sin temor alguno, a hacer de la soledad de la vejez, un accidente al que se le puede sacar buen partido. Nada ni nadie será capaz de apartar de esa senda a María Luisa, muchas veces repetido su nombre por quienes la rodean con infinita ternura o alguna impaciencia comprensible.

Juan Mayorga logra hechizar con armas insólitas en una obra sin conflicto pero con suspense, con irresistible alegría de vivir, aislada socialmente y a la vez muy integrada en el mundo. En el mundo que una mujer de avanzada edad quiere y necesita para respirar acompasadamente. Si Casamayor aporta riqueza expansiva como gran actriz, hay que añadir que aún está lejos de envejecer como el personaje, de manera que su composición la torna más atractiva: y esta palabra le va estupendamente porque en este festival de mujer ensoñada es simpática, exigente, traviesa, obcecada… y deliciosamente sexy cuando consigue su máximo objetivo hacia un desenlace que llena de satisfacción al público que día a día la visita colmando de experiencias saludables la celebración de ir al teatro.

Una comedia dichosa, llena de perlas, con guiños peculiares a los cuentos de hadas y hasta el comienzo del Rey Lear, detalles con los que salpica el autor una ambientación fabulosa creada por el joven maestro Alessio Meloni, seguido de cerca por los matices lumínicos del veterano Gómez Cornejo. Con muchos detalles que no deben airearse, María Luisa tiene la osadía de ser una comedia luminosa, divertida y muy emocionante porque todo el equipo consigue, en el gran final, un reencuentro con la felicidad en su lado más íntimo, pequeño aparentemente, pero muy importante: los actores disfrutan y los espectadores nos ponemos de pie para despedirles, algunos con lágrimas en los ojos, porque eso es lo que tiene todo estallido de alegría compartida: abrazos inesperados que brotan del escenario de La Abadía guiados por la sabiduría de un ser humano que se entrega al talento de imaginar a galope de corazón y con las manos tendidas.

 

El bueno de Raúl, el portero que la quiere bien, le advierte a María Luisa que hay ladrones que se aprovechan de las mujeres solas, así que mejor que ponga nombres de hombres en su buzón… Enseguida, la solitaria señora empieza a soñar…
Un muñeco en la ventana para espantar delincuentes, y Angelines, la amiga de los jueves, con quien se están agotando todos los temas…
Un revolucionario, un poeta lírico, un señor trajeado que solo aspira a cuidarla… Tres amores y una mujer con mucha energía para hacer de la vida un caudaloso río de emociones…
Fotografía: gentileza de Antonio Castro.

 

Espléndido equipo para una regocijante comedia. Arriba: Juan Codina, Juan Paños, Paco Ochoa, Juan Vinuesa. Abajo: Lola Casamayor, Juan Mayorga, Marisol Rolandi.

Lola Casamayor como María Luisa
Juan Codina como Benito Beckenbauer
Paco Ochoa como Raúl
Juan Paños como Emerson Azzopardi
Marisol Rolandi como Angelines
Juan Vinuesa como Juan Olmedo

Texto y Dirección: Juan Mayorga
Ayte de Dirección: Laura Mihon
Diseño de Escenografía: Alessio Meloni
Diseño de Vestuario: Vanessa Actif
Diseño de Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Diseño de Sonido: Yaiza Varona
Asesora de Movimiento: Xus de la Cruz
Diseño Gráfico: Javier Naval
Producción Ejecutiva: Jair Souza – Ferreira
Ayte de Producción: Elisa Fernández
Dirección de Producción: Miguel Cuerdo

Producción La Abadía-La Zona

TEATRO DE LA ABADÍA. DEL 20 DE ABRIL AL 21 DE MAYO 2023

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Otras creaciones de Lola Casamayor en CULTURAMAS:

Levante, escrita y dirigida por Carmen Losa

Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos y Eberhard Petschinka

Doña Perfecta, de Pérez Galdón en versión y dirección de Ernesto Caballero

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