Teatro y música para recordar a Chet Baker: «Baladas de la Cárcel de Lucca»

Horacio Otheguy Riveira.

En Baladas de la Cárcel de Lucca, obra teatral de Máximo Mintaka, hay actores, narradora, cantante,  y un trompetista en prisión: Chet Baker. Y cinco músicos en escena. El universo singular de un músico y cantante que intentó atravesar con su propia luz las zonas más oscuras de un tiempo en el que vivir parecía estar ligado, en el día a día con la muerte. En el vértigo de su búsqueda, pesaron las drogas y los sueños inalcanzables. Y una coda dramática final con misterio y corazón.

Las secuencias teatrales van acompañadas de músicos que atraviesan el lúdico espacio que sobrevolaba el artista; una musicalidad que irá creciendo con mezcla de temas clásicos de Baker joven, cantante y trompetista, en su estilo de “cool jazz”, y el añadido de un violín, representante de las cuerdas, tan populares en la música popular de los años 60, añadiendo un toque romántico a la vez que dramático, con la exploración hacia otros estilos de jazz, como el bebop, y el jazz contemporáneo.

La atmósfera creada resulta muy inspiradora, con el ángel del maestro —fallecido prematuramente a los 58 años en Ámsterdam— siguiendo los pasos de esta Compañía Luna de Sangre, que aúna ferviente admiración por el artista con un sentido poético singular en el arte de contar su historia.

 

[…] NARRADORA
2.1
A principios de la década de los sesenta, Chet Baker fue encarcelado durante un año y medio por un asunto de drogas; al salir en libertad sus amigos le rindieron un homenaje alquilando el mismísimo Teatro Comunale de Lucca.

(Vemos la silueta del trompetista entre las rejas)

Rondelo significa vencejo en italiano, y Fiorella es un nombre que podría traducirse por “florecilla”, un diminutivo de flor que es una especie de protagonista en la sombra. Son estas sombras las que hacen a veces que logremos sobrevivir a las peores adversidades, la vida sin ellas sería una absoluta oscuridad.

[SFX: desde “son estas sombras” emerge en crescendo un ambiente textural dramático que culmina en una puerta de cárcel cerrándose justo antes del Preso; “¡soy inocente!”.]

3.-
EL PRESO
3.1
¡Soy inocente! Ya sé que los que terminan en este hoyo dicen siempre esto. Me inculpé para salvar a mi amigo Giuseppe. ¿Quién es Giuseppe? Tenía tres hijos y una esposa, una ragazza hecha a la idea de que siempre viviría en la pobreza.
No se le ocurrió otra cosa que atracar una gasolinera. Y no un gran golpe, no, solo un buen puñado de billetes con los que amortiguar el hambre, hacer acopio de comida, bebida, ropa… y tirar del carro un tiempo más.
Con un coche robado, una capucha y una pistola de madera que talló el mismo y pintó de negro metalizado para darle una mejor apariencia, se plantó en la caja arramplando con el dinero y dándose a la fuga.

(Batería y contrabajo recrean el ritmo de una persecución. Sobre esto continúa el texto.)

3.2
Las cosas podrían salir mal y salieron muy mal. Nunca el humo de un cigarro se me atragantó de esa forma, cuando me encontré con el coche “prestado” de Giuseppe a todo gas, a punto ya de cruzarse con la pasma. Se quitó la capucha, se cruzaron como si nada, pues aún no había nada contra él. Del propio miedo tiró por un camino de tierra hasta una casucha abandonada, donde escondió el coche entre unas matas. Lo había seguido en mi bicicleta. Di con él en su corta huida, con la colilla del cigarro aún entre los labios y extenuado en su persecución.

(Batería y Contrabajo terminan)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Baladas de la Cárcel de Lucca: Un homenaje a Chet Baker

Compañía Teatral Luna de Sangre

Autor: Máximo Mintaka

Dirección: Antonio Dyaz

Dirección musical y arreglos: Alex Otheguy

Reparto: Patricia Peñalver, Verónica Gregory, Irene Juárez, Félix Granado, Diego Levene

Puesta en escena: Patricia Peñalver

Diseño de escenografía: Haydée Pino

Adaptación escenográfica: Olpho Velasco

Técnica de iluminación y sonido: Raquel Moreno

Músicos en escena:

Amara Ríos, violín

Rubén Carlés, contrabajo

Pedro Navarro, batería

Kevin Vasquez, teclados.

Alex Otheguy, trompeta y voz.

 

Chesney Henry Baker Jr. —Chet Baker— (Estados Unidos, 1929-Países Bajos, 1988) fue un cantante y trompetista de jazz estadounidense que saltó a la fama con su canción clásica ‘My Funny Valentine’. Chet comenzó su carrera a finales de los años 40 y dejó una huella inmediatamente después de unirse a ‘Gerry Mulligan Quartet’ en 1952. Lanzó muchos números de jazz, como ‘Walkin’ Shoes’, Bernie’s Tune’ y ‘My Funny Valentine’ con Gerry. En el mismo año, también tuvo la oportunidad de tocar con Charlie Parker. A lo largo de los años 50, Chet produjo álbumes como ‘It Could Happen to You’ y ‘Chet Baker Sings’. Por mucho que fuera amado y admirado por su talento, su adicción a la heroína y el trato cuestionable hacia sus amantes tampoco estaban ocultas para nadie. Su adicción a las drogas casi destruyó su carrera y finalmente lo mató. Fue arrestado varias veces por delitos relacionados con las drogas. Incluso empeñó sus instrumentos musicales y recibió muchos golpes de la turba, antes de decidir tomar el control de su vida y regresar a la música alrededor de los años 70. Después de su regreso, creó mucha música significativa. Murió el 13 de mayo de 1988, de una aparente caída desde la ventana de su habitación de hotel en Ámsterdam.

 

TEATRO ALFIL. DOS FUNCIONES:

30 sept. 12:30 y 6 octubre 22.00

 

2 thoughts on “Teatro y música para recordar a Chet Baker: «Baladas de la Cárcel de Lucca»

  • el 27 junio, 2023 a las 12:31 pm
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    Una obra sugerente, evocadora y llena de dramaticidad. Vale la pena verla.

    Respuesta
    • el 30 junio, 2023 a las 11:35 pm
      Permalink

      Muchas gracias por participar.

      Respuesta

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