‘Dientes de león’, Yasunari Kawabata

EDUARDO SUÁREZ FERNÁNDEZ-MIRANDA.

La obra de Yasunari Kawabata (Osaka, 1899 – Zushi, 1972) ha llegado al lector en español desde traducciones interpuestas. El francés, el inglés o el alemán, han servido de puente para que el traductor vertiera a nuestro idioma a uno de los grandes escritores del siglo XX. En esta ocasión, Seix Barral nos trae una obra póstuma e inconclusa de Kawabata, inédita hasta ahora en castellano, y traducida, directamente, de su lengua originaria.  A pesar de su carácter inconcluso, estamos ante una obra que quedó suficientemente fijada “con anotaciones en los márgenes para reescribir el texto más adelante antes de convertirlo en libro, como señala Tana Oshima, su traductora.

Dientes de León se fue publicando, previamente a su edición como libro, en revistas literarias; algo común entre los escritores japoneses. Tras la muerte de Yasunari Kawabata, fue su yerno, Kaori Kawabata, quien se ocupó de su publicación como lo conocemos hoy en día, introduciendo los cambios anotados por el autor.

Un hospital junto a un pequeño pueblo rodeado de dientes de león. Ese es el escenario en el que queda internada la joven Ineko. Padece una extraña enfermedad: la ceguera del cuerpo. A causa de ella las personas y los objetos amados por ella se vuelven invisibles a sus ojos. Kuno, su novio, desea contraer matrimonio con ella para tratar de curarla estando a su lado, sin embargo, la madre de Ineko decide ingresarla en el hospital psiquiátrico.

A través de la novela, somos testigos de las conversaciones de Kuno y la madre de Ineko, en las que reflexionan “acerca del peso de las decisiones que tomamos, así como de las frágiles fronteras entre la cordura y la locura”. Yasunari Kawabata escribió una obra de una gran sutileza donde “pervive su inquisitivo espíritu ante los misterios de la existencia humana”.

El 17 de octubre de 1968 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. El jurado destacó “su maestría narrativa, que, con gran sensibilidad, expresa la esencia del espíritu nipón”. Yasunari Kawabata supo conjugar en su obra la tradición literaria japonesa con los hallazgos de la moderna literatura europea. El crítico literario Robert Saladrigas destacaba del escritor japonés, su capacidad de “atenuar el dolor [de la certeza abrumadora de la muerte] intentando asir la belleza donde se hallara, ya fuese en la estética colorista de los más estrictos rituales japoneses o en la tersura de la mujer como fuente de placer erótico”. Muestra de su talento narrativo son sus novelas Mil grullas, País de nieve o La casa de las bellas durmientes.

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