Clásicos y cercanos, Beatriz Argüello y David Luque se rinden al talento de Gustavo Adolfo Bécquer

Horacio Otheguy Riveira.

Una selección de poemas con dramaturgia concebida en un crescendo diáfano, inquietante, conmovedor.

La voz de Gustavo Adolfo Bécquer expande el infortunio de la búsqueda de amores absolutos, a través de textos que se hicieron populares después de su muerte y al correr del siglo XX que alcanza al XXI, estudiado a fondo por especialistas y admirado por estudiantes de todo tipo.

Vivió entre 1836 y 1870, es decir, solo 34 años, gran parte de los cuales enfermo de tuberculosis, dolencia que acabó matándole; un contexto propio de muchos escritores del Romanticismo que le elevó a una agonía pertinaz como Vano fantasma de niebla y luz, título de este espectáculo donde no hay recitado al uso, sino muy interesante dramatización de un hombre y una mujer, ligeramente andrógina en su vestuario, que intercambian visiones por las que se discurre en un recorrido emocionante que viene del XIX para quedarse entre nosotros como si no hubiera tiempo que limitara la esperanza de redención que toda agonía esconde, entre niebla y luz.

—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.

—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro;
puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.

—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte.
—¡Oh, ven, ven tú!

 

El gran acierto de la puesta en escena es la presencia permanente del poeta, sin siquiera mencionarlo, sin hablar de sus difíciles vicisitudes personales, amores encendidos, matrimonio frustrado… Ninguna referencia biográfica, solo la música especialmente compuesta por el eximio pianista Jorge Bedoya (Los nocturnos) y el marco inigualable creado por la iluminación, el vestuario y atmosférica escenografía que deja amplio espacio por el que se cruzan deseando tocarse un hombre y una mujer, ambos alter ego de Bécquer, en un fluir hipnótico de búsquedas, encuentros y desencuentros, dentro de una conmovedora ilusión paisajista que resuelven con maestría Beatriz Argüello y David Luque, con breves irrupciones de Raquel Riaño, compositora y cantante en un susurrado tono de melancolía.

Una vez más, en este su tercer espectáculo (Me trataste con olvido), la unión del periodista, poeta, dramaturgo Raúl Losánez con la actriz y directora Ana Contreras, da un fruto de exquisita elaboración, que aporta a la dinámica teatral española una forma nueva de acceder a la literatura, siempre en un entorno de arte escénico para que la palabra de los poetas se consolide en el arte atemporal, e incomparable, de contar historias.


Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;

hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá.

Gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar
y rueda y pasa y se ignora
qué playa buscando va.

Luz que en cercos temblorosos
brilla próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será.

Eso soy yo que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.

 

 

 

Textos: Gustavo Adolfo Bécquer
Versión y dramaturgia: Raúl Losánez
Dirección: Ana Contreras
Con: Beatriz Argüello, David Luque, Jorge Bedoya (piano) y Raquel Riaño (voz)
Composición musical: Jorge Bedoya
Composición de canciones: Raquel Riaño
Escenografía y vestuario: Lara Contreras y La Otra Arcadia
Iluminación: Ana Contreras
Técnica de iluminación y sonido: Jaione Azkona
Prensa: Manuel Benito
Fotografías: Pablo Lorente
Vídeo: David González (2Visual)
Producción: La Otra Arcadia
Agradecimientos: Óscar Moreno, Miguel Muñoz, Pepe Añón, RESAD, Teatros del Canal.

TEATRO FERNÁN GÓMEZ. DEL 3 AL 12 DE NOVIEMBRE 2023

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