“El final feliz” de José Luis Muñoz se presenta en Madrid

Que no nos lleve a engaño el título de la última, o penúltima, novela publicada por José Luis Muñoz (Salamanca, 1951) “El final feliz” (Cosecha Negra Ediciones, 2023). Las novelas negras carecen de finales felices, y esta, ambientada en el País Vasco, en los años ochenta, los de plomo por la cantidad de atentados letales que llevó a cabo la banda terrorista ETA, no se sale del guion fatídico. A Iñaki, poco más que un adolescente vasco que vive en un Bilbao irrespirable por la contaminación y la violencia, todo se le vuelve en contra cuando Bego, la que creía la mujer de su vida, le da esquinazo, su cuadrilla se fragmenta por la deriva independentista, su trabajo es una mierda, sus padres se hacen muy mayores y teme que tendrá que cuidarlos y uno de sus amigos es asesinado por ETA por sospechas de trapicheo con drogas.

¿El título? Un juego de palabras, porque la novela va de delante a atrás, del presente al pasado, en un orden narrativo inverso porque así fue escrita, por fidelidad al acontecimiento del que fue testigo su autor y desencadenó esta historia que lograría el Premio de Novela Ciudad de Alcorcón. “El principio es el desenlace” dice el autor, “el final es el inicio de la historia. Huyo así del factor sorpresa de muchas novelas que me parecen tramposas e impostadas”.

José Luis Muñoz estuvo en Bilbao en los años ochenta por motivos literarios: era uno de los tres finalistas del premio Café Iruña que no ganó. “Vinieron a recogerme al aeropuerto los empresarios de ese emblemático café bilbaíno ligado a la cultura y en el trayecto hacia el hotel ya tuve mi primer encontronazo a costa de Yoyes que acababa de ser asesinada por ETA. Ellos lo justificaban, era una traición. A mí me pareció una aberración asesinar a una disidente delante de su hijo”.

La novela, además de las vicisitudes vitales del protagonista, retrata la atmósfera de terror que se respiraba en esos momentos en el País Vasco en donde ETA socializó la violencia y extendió sus atentados a todos los sectores de la sociedad y a todos los confines de España. “Ese Bilbao, sucio, gris, polucionado, industrial, que nada tiene que ver con el actual, era el escenario perfecto para esa novela que quería escribir”.

Con “El final feliz” el autor culmina una pentalogía de novelas en las que ETA está muy presente: “La caraqueña del Maní”, Premio Camilo José Cela, con las andanzas de un exjefe de ETA exiliado en la Venezuela de Hugo Chavez; “Tu corazón, Idoia”, en donde recrea la actividad criminal de un supuesto comando Barcelona del que forman parte dos versos sueltos de ETA; “Cazadores en la nieve”, una especie de western ambientado en el escenario nevado del Valle de Arán en donde se ven las caras un teniente de la Guardia Civil y el etarra que cayó en sus manos cuando ETA firma su disolución; y “El bosque sin límites”, la odisea del hijo avergonzado de un militar que entra en la organización terrorista para borrar su estigma de español y debe pasar por una prueba de fuego para demostrar su fidelidad a la banda.

“Literariamente hablando, el terrorismo etarra da mucho de sí por la polarización que produjo, por las fracturas sociales y familiares que conllevó. La izquierda fue víctima de una especie de síndrome de Estocolmo con ETA, la consideraba una vanguardia revolucionaria que combatía a la dictadura franquista con las armas. Nos dimos cuenta demasiado tarde de que ETA era otra cosa, que devino un grupo mafioso, que su violencia irracional devoró su posible ideología de izquierda. En un momento de mi vida, yo me planteé esa vía, y por suerte la deseché. Ninguna revolución vale la vida de un hombre, aunque las revoluciones se hacen a costa de la vida de muchas personas, lamentablemente. Fue una opción ética por mi parte. Así es que mis protagonistas se debaten en un mar de dudas, que creo que era los que les debía suceder a casi todos los que apretaban el gatillo.”

 

El libro lo presentan el martes 16 de enero, a las 19 horas, en la librería Estudio en Escarlata de Madrid, los escritores Alberto Pasamontes, víctima de ETA precisamente cuando cumplía el servicio militar, y Víctor Claudín, ambos vinculados al género negro y a la editorial Cosecha Negra en donde han publicado sus últimas novelas.

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