Consideraciones acerca de la risa y del sentido el humor

 

 

“El humor es el mejor emisor de mentiras” (K. Lorenz). Yo diría que el humor es el mejor emisor de mensajes.

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Una prueba de que el sentido el humor es signo de madurez está en que no hay nadie más carente de él que un adolescente.

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Nunca ha dejado de llamarme la atención que, aun en las situaciones más difíciles y perentorias, el hombre ríe, con lo cual se demuestra que la risa es una necesidad.

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La mejor manera de tratar a la gente, y además condignamente a su naturaleza, es la de combinar la indulgencia (por lo que somos) y el desdén (por lo que piensan hacer y piensan hacerte). La manifestación de este trato va desde la ironía hasta el sarcasmo.

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No te fíes de la gente que no puedes imaginar riendo.

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“No es un genuino dominador quien es incapaz de tolerar un mote sarcástico” (Nietzsche). Yo diría más: quien no es capaz de burlarse de sí mismo no es digno del poder.

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Hay un sentido del humor que es de pena.

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Quien es amo de la calumnia es amo de la otra persona, que queda rebajada en su propia dignidad, cuando no convertida en esclava. Cuando se es dueño da la broma o el humor, esa persona sólo queda convertida en marioneta.

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La incompatibilidad de caracteres entre individuos se resuelve con la ironía, pero la incompatibilidad de inteligencia no puede resolverse más que por el insulto… o el silencio.

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Si tenemos sentido del humor, ya le hemos ganado a la Vida y a la Muerte la mitad de la partida… En esto no hay que olvidar nunca que cualquier marcha militar puede convertirse en pasodoble con sólo cambiarle el aire.

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A las grandes ideas las golpean insistentemente las pequeñas hasta terminar por desgastarlas, hacerles parecer su caricatura y, finalmente, desmoronarlas… En esto no digamos nada de la eficacia del humor.

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No obstante, me guardo de reírme de todo para luego no estar obligado a llorar.

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Si comparamos con los animales o bien con los sufrimientos pasados por la Humanidad, en realidad el progreso debería medirse por el aumento de la risa y por la capacidad de irreverencia y de humor que la persona adquiere en el curso de su concienciación intelectual y existencial, es decir, en el transcurso del proceso educativo.

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Creo que la mejor postura que debe adoptar un intelectual viejo para evitar el descalabro es reírse de sí mismo.

 

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