Entrevista a Pau Centellas, quien nos descubre los entresijos de una agencia literaria

EDUARDO SUÁREZ FERNÁNDEZ-MIRANDA

Foto: Víctor P. de Óbanos
Foto: Víctor P. de Óbanos

Pau Centellas Gavín (Barcelona, 1975) es Licenciado en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra, donde ha realizado un Máster en la misma materia. Actualmente es socio de Silvia Bastos Agencia Literaria. Ha sido presidente de la Asociación de Agencias Literarias (ADAL).  Silvia Bastos Agencia Literaria representa a los escritores Álvaro Pombo, Juan Eslava Galán, María Jaén, o Inés Martín Rodrigo. Conversamos con él sobre su labor como agente literario, una profesión, quizás, poco conocida.

1.- En el año 2000 se creó Silvia Bastos Agencia Literaria. ¿Cómo surgió este proyecto?

Silvia dejó MB agencia literaria, de la que había sido fundadora, y yo, que trabajaba allí, me uní a ella en la fundación de la nueva agencia.

2.- La agencia literaria está compuesta por Silvia Bastos (CEO), Gabriela Guilera (Coordinadora) y usted (Socio). ¿Han tenido una vinculación previa con el mundo editorial? ¿Cree que puede ayudar a un agente literario para comprender mejor los mecanismos editoriales?

Silvia ya tenía mucha experiencia, como agente, editora, jefa de prensa… Gabriela procedía de una editorial, y yo estaba realizando colaboraciones editoriales de muy diversa índole. Recientemente se ha incorporado Carolina Mattolini, con experiencia en edición y un máster editorial. La experiencia editorial es necesaria, así que cuanto antes se adquiera, mejor. Lo que sucede es que la “profesión” de agente no se aprende en ningún sitio, digamos que es uno mismo quien se la va haciendo de acuerdo con sus intereses y necesidades.

3.- El agente literario no es una figura muy conocida dentro del ámbito del libro. ¿En qué consiste su trabajo?

Lo que hacemos es preocuparnos (y muchas veces pelearnos) por conseguir las mejores condiciones editoriales para nuestros autores. Como decía Carmen Balcells, los autores que escriban, del resto se ocupan las agentes literarias (en su mayoría son mujeres). En términos muy amplios, lo que una agente tiene que conseguir son las mejores condiciones editoriales para que el autor desarrolle su obra plenamente y sus libros lleguen al mayor número de gente posible.

4.- Señalaba Jorge Herralde en una entrevista que “para facilitar el paso de una editorial a otra y para todo este sistema de premios que están irrigando el país, creo que es más útil un agente”. Sin embargo, “para lanzar a buenos escritores literarios poco conocidos es más eficaz un editor literario que un agente”. ¿Está de acuerdo con las palabras del fundador de Anagrama?

No, no lo estoy. Probablemente las pronunció hace ya muchos años, cuando ciertas dinámicas (y vicios) editoriales seguían vigentes, y no se veía con buenos ojos que las agentes quisieran cambiarlas. Hoy no tienen ningún sentido, esas palabras, y, como decía antes, el trabajo de una agente va mucho más allá de la maliciosa descripción de Herralde.

5.- Hay ocasiones en que la labor de un editor y de un agente literario se solapan. ¿Pueden surgir roces en este sentido?

No, no se solapan, se complementan. Es importante que ambos quieran lo mismo, porque eso significa que la voluntad del editor y del autor quedan alineadas, que es lo fundamental. Esa podría ser una descripción de nuestro papel: alinear la voluntad y el deseo de un editor y un autor. Y para conseguir esto, en efecto, pueden surgir roces.

6.- ¿Un agente literario es más útil para un autor inédito o para uno consagrado?

Para ambos. Tienen necesidades diferentes, se les puede ayudar en aspectos diferentes (también comunes muchas veces).

7.- ¿Nos puede hablar de cómo es el proceso desde que un escritor aparece en la agencia con un manuscrito hasta que encuentran una editorial para su publicación?

A veces largo y desesperante, puede requerir de mucha insistencia (y confianza, claro), sobre todo cuando se trata de una primera novela. Pero, de manera general, lo primero es la lectura del manuscrito, para asegurarnos de que el autor ha concluido la mejor versión posible de su obra. Luego habrá que buscarle editor, o si ya cuenta con una relación estable, la negociación contractual. Muy importante será también el seguimiento del libro una vez publicado.

8.- ¿Es un proceso distinto si el autor es inédito o tiene ya una obra publicada?

Un poco ya he contestado arriba: sí, desde luego, la situación de partida, la estrategia, las expectativas, las necesidades, son distintas. Es fundamental un buen análisis de la situación de partida de cada autor, para dar los pasos convenientes.

9.- En ocasiones el manuscrito necesita cambios, pequeñas correcciones. ¿Es una labor del editor o un agente literario también puede aportar su visión del texto?

Los agentes podemos aportar nuestra visión, claro, la mayoría de autores lo esperan de nosotros y les ayuda; muchas veces somos “lectores cero”. Pero quien edita y publica una obra es el editor, y normalmente su visión más práctica y experta le permite también ser más perspicaz a la hora de hacer sugerencias y revisiones. Nosotros valoramos mucho la implicación del editor en la versión final de un libro, no conozco ningún caso en que un texto haya empeorado por culpa de un editor. 

10.- La labor como agente tiene una faceta más objetiva, relacionada con los derechos de autor, promoción del escritor, o las relaciones con el editor. Sin embargo, tiene una vertiente más subjetiva, en el sentido de que sirven de apoyo emocional a su representado. ¿Se llegan a establecer vínculos estrechos con los autores de la agencia?

Sí, en cierto modo un agente se adapta a las necesidades que cada autor tiene, administrativas, literarias, contractuales… o, en efecto, psicológicas. Un autor pasa mucho tiempo encerrado delante de sí mismo, y una agente puede ayudarle a establecer un contacto ponderado con la realidad editorial a la que va a tener que exponerse (no me atrevo a decir que mucho más allá de ésta).

11.- Ha habido casos en los que un autor muy representativo de una editorial durante muchos años, decide cambiar a otra nueva. Tenemos los casos de Roberto Bolaño (sus herederos) o de Enrique Vila-Matas. Cuando eso ocurre, ¿cree que los agentes literarios juegan un papel determinante?

No olvidemos que las decisiones sobre sus obras y sus carreras son los propios autores quienes, en última instancia, las adoptan. Dicho esto, sí, el trabajo de una agente consiste en valorar, asesorar y posibilitar aquello que más convenga al autor, incluido un cambio de editorial (cuyas razones no pueden generalizarse y habría que examinar caso a caso).

12.- Ha sido presidente de la Asociación de Agencias Literarias de España (ADAL). ¿Qué puede contarnos de esta organización?

Los derechos de edición nacionales e internacionales de una buena parte de los autores, por no decir de la mayoría, están en manos de las agencias literarias. Y, sin embargo, hay ciertas medidas institucionales que obvian este hecho. ADAL tiene, entre otros cometidos propios de cualquier asociación sectorial, el propósito de poner en valor esa gestión de derechos dentro de la cadena editorial.

13.- Los agentes literarios son, en ocasiones, la primera puerta que tiene que atravesar un manuscrito antes de ver la luz. ¿Cómo se dan cuenta de que tienen en sus manos un texto susceptible de ser publicado?

Ni que decir tiene que la opinión de una agente es falible, pero, a esta respuesta se puede contestar con una obviedad: leyendo ese texto. Una agente tiene que tener los recursos y la experiencia necesarios como para anticipar las posibilidades de una obra desde el momento que empieza a leerla.

14.- ¿Qué medios utiliza un agente literario para la difusión internacional de un autor?

Principalmente lo que suele llamarse “networking”. Hay que conocer tan extensivamente como sea posible el sector editorial internacional, establecer los contactos y las alianzas necesarios -y, sobre todo, fundamentarlos en la confianza y el buen criterio.

15.- Hay editoriales que gestionan las traducciones de sus autores. ¿Pueden resultar más eficaces que un agente literario?

Depende del autor, y, sobre todo, del editor. Hay editoriales que hacen un trabajo de internacionalización excelente, otras que sencillamente no lo hacen (ni lo pretenden). Pero lo importante es que se priorice el interés del autor, del que se desprenden todos los demás.

16.- Representan, además de autores, a otras agencias literarias y editoriales extranjeras, ¿en qué consiste esta labor?

Básicamente, en conseguir traducciones a nuestro idioma de los títulos de esas editoriales y agencias extranjeras. Es decir, se gestionan en su nombre los derechos de publicación de sus títulos en los territorios pactados (normalmente de habla hispana y portuguesa).

17.- El año pasado se publicó el libro Carmen Balcells traficante de palabras, de la escritora Carme Riera. ¿Qué supuso la labor de Carmen Balcells para la literatura?

Antes he citado a Carmen Balcells de un modo que pienso responde bastante a esta pregunta: el autor tiene que encargarse de escribir, para todo lo demás está la agente. El proceso editorial desde que un autor acaba su manuscrito hasta que llega a las librerías es largo, complejo muchas veces, puede llegar a desgastar y desquiciar, y es bueno para los autores, para su literatura, que de él se encargue una profesional que actúe en todo momento pensando en los intereses de ese autor.

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