Horacio Otheguy Riveira.

Tienen poco más de veinte años. Florence es una chica de clase media alta, su padre es un exitoso hombre de negocios y su madre una activa profeso­ra universitaria. Edward, en cambio, pertenece a una familia que apenas se sos­tiene en la zona baja de la clase media; su padre es maestro, y su madre, tras un imprevisible accidente, vive desde hace años en una nebulosa.

Florence es violinista, y Edward ha estudiado Historia. Ambos se aman, y tras uno de esos largos cortejos de tira y afloja, se han casado. Es un día de julio de 1962, un año antes de que, según Philip Larkin, en Inglaterra se empezara a follar, «cuando El amante de Lady Chatterley aún estaba prohibido y no había aparecido el primer LP de los Beatles…» Pero ellos lo harán por vez primera: Edward con temor de no estar a la altura y acabar demasiado pronto; ella con auténtico terror a la inquietante naturaleza fálica: la penetración como un mal que atrae pero sobre el que mantiene una fobia difícil de sobrellevar.

Edward y Florence van a pasar su noche de bodas en un hotel junto a Chesil Beach, y lo que sucede esa noche entre esos jóvenes esposos de unos años donde hablar sobre pro­blemas sexuales era imposible, es la materia con que McEwan construye su terrible mapa de una relación, del amor, del sexo, y también de una época, y de sus discursos y sus silencios.

 

… tan envarado por el deseo insatisfecho, que apenas se dio cuenta de la contradicción en que ella empezaba a vivir desde aquel día, la secreta contienda entre el asco y el júbilo…

 

Novela de 2007, publicada en castellano en 2008.

 

«En la playa de Chesil», versión cinematográfica de 2017 con Saoirse Ronan y Billy Howle.

 

«[…] ¿Cómo podría él no amar a una mujer tan singular y cálidamente especial, tan dolorosamente sincera y consciente de sí misma, una mujer cuyos pensamientos y emociones se veían todos a simple vista, ondeando como partículas cargadas a través de sus gestos y expresiones cambiantes?

Incluso sin su belleza corpulenta no habría podido evitar amar. Y ella le amaba con igual intensidad con aquella atroz reticencia física. A Edward no sólo se le despertaban las pasiones, exacerbadas por la falta de un desahogo apropiado, sino también sus instintos protectores. Pero ¿de verdad era ella tan vulnerable? Una vez había fisgado en la carpeta de las notas escolares de Florence y había visto los resultados de los test de inteligencia: ciento cincuenta y dos, diecisiete por encima de la puntuación de él. En aquella época, se consideraba que estos coeficientes medían algo tan tangible como la altura o el peso.

Cuando se sentaba a presenciar un ensayo del cuarteto y ella tenía una diferencia de opinión sobre un fraseo, un tempo, una dinámica con Charles el chelista rechoncho y obstinado en cuya cara brillaba un acné de aparición tardía, a Edward le intrigaba lo fría que podía ser Florence. No discutía, escuchaba con calma y después anunciaba su decisión. Ni rastro entonces del ademán de apartarse un mechón. Conocía su materia y estaba resuelta a dirigir, como debe hacerlo el primer violín. Parecía capaz de conseguir que su padre, bastante aterrador, hiciera lo que ella quería.

Muchos meses antes de la boda, el padre, a instancia de ella, había ofrecido un empleo a Edward. Era otro cantar que él lo quisiera realmente o se atreviera a rechazarlo. Y ella sabía exactamente, en virtud de una ósmosis femenina, lo que necesitaba aquella celebración, desde el tamaño de la carpa al cantidad de tarta, y la suma que era razonable esperar que pagara su padre. […]»

 

 

Ian McEwan (Aldershot, Reino Unido, 1948) se licenció en Literatura Inglesa en la Universidad de Sussex y es uno de los miembros más destacados de su muy brillante generación. En Anagrama se han publicado sus dos libros de relatos, Primer amor, últimos ritos (Premio Somerset Maugham) y Entre las sábanas, las novelas El placer del viajeroNiños en el tiempo (Premio Whitbread y Premio Fémina), El inocenteLos perros negrosAmor perdurableAmsterdam (Premio Booker), Expiación (que ha obtenido, entre otros premios, el WH Smith Literary Award, el People’s Booker y el Commonwealth Eurasia), Sábado (Premio James Tait Black), En las nubes, Chesil Beach (National Book Award), Solar (Premio Wodehouse), Operación DulceLa ley del menorCáscara de nuezMáquinas como yoLa cucaracha y Lecciones y el breve ensayo El espacio de la imaginación. McEwan ha sido galardonado con el Premio Shakespeare.