Palabra e imagen para dar identidad a “los nadie”

© MANUEL RICO

Hay libros que se escapan de la lógica mercantil, que nacen con un propósito artístico (si no, no cabría calificarlos como tales), pero directamente vinculado a una función social, reivindicativa si se me apura. He dicho propósito “artístico” y no literario porque La mirada de los nadie se sustenta en una doble aportación: la escritura, en verso y en prosa, de Javier López, y la fotografía de Fran Lorente. El encuentro, o diálogo, entre palabra e imagen da lugar a un material híbrido que, página a página, se manifiesta con viveza e intensidad, desbordando el propósito meramente estético.

“Sahara”. Fotografía de Fran Lorente incluida en el libro

Fotografías de distintas épocas, en escenarios diversos aunque marcados siempre por la presencia humana (las ausencias que sorprendemos en algunos casos, son una forma de presencia humana) y por las emociones más hondas. Textos poéticos o fragmentos en prosa que acompañan, que a veces explican y a veces intensifican o complementan las imágenes para cargarlas de significados no visibles, de esa respiración indefinible que las convierte en obras de arte. Estamos ante un libro en el que, como si se tratara de una galería llena de espejos deformantes, el texto se contempla en una imagen y la imagen tiene una réplica textual, un poema, en la misma página. Sea este en verso, sea en prosa, del mismo modo que la fotografía lo sea en blanco y negro o en color.

De ese modo, Javier López y Fran Llorente recorren esa galería de espejos dando el protagonismo, más allá de la imagen y más allá de la palabra (y con una y otra como materias constructivas), a una constelación de mundos, de paisajes, de personajes: desde “el artesano de Hebrón” que mira de reojo a la cámara hasta el adolescente tendido en un centro de acogida de inmigrantes pasando por la instantánea de una manifestación feminista. Pintadas de grafiti en muros remotos y, a la vez, próximos, el rostro triste de un niño boliviano o del niño aferrado a una alambrada que simboliza todas las alambradas que en la Historia han sido, calles destartaladas y calles opulentas, barrios ricos y humildes agregaciones de chabolas. Campos, ciudades conocidas y ciudades anónimas, muros cuarteados y niños campesinos que la fotografía ha detenido en “ese tiempo que existió aquí cerca, en los barrios más pobres, de calles embarradas y paredes húmedas hasta el verano”, según palabras que podemos leer en uno de los textos en prosa que componen el volumen.

Fran Lorente, coautor de La mirada de los nadie

Con este libro, Javier López demuestra un sabio dominio del idioma, una sutil devoción por la figura del maestro, al que rinde homenaje en diversos fragmentos: especialmente emocionante es el poema en prosa “Niño Bolivia”, en el que López evoca la escritura, hace más de medio siglo, de Carta a una maestra por parte de Lorenzo Milani y sus alumnos en una escuela parroquial de la localidad italiana de Vicchio. La destreza del escritor que firma los textos se manifiesta en un feliz dominio del verso y de la prosa poética. De otro lado, Fran Lorente nos ofrece una versión de la fotografía que mezcla lirismo y reportaje, que busca puntos de encuentro entre la denuncia civil y la estética y la brillantez de quien considera que la fotografía es también una de las bellas artes. La mirada que se fija con una cámara en un papel fotográfico y la mirada que se inmortaliza mediante la palabra. Dos acercamientos a un mundo lleno de grietas y de abismos, también de excusas para la felicidad y de refugios, acercamientos que confluyen en lo que la matemática moderna denomina “zona de intersección”: ese espacio que se despliega en un libro necesario, que debiera formar parte del catálogo de todas las bibliotecas y nutrir a buena parte de los clubes de lectura y de las tertulias literarias, a veces anegadas por una visión de la literatura y del libro desgajadas de la realidad que cada mañana nos ata y nos desafía a la vez. Ver y leer. Complementar la imagen con el idioma y viceversa. Y respirar, con ambos, el aire de los excluidos, de los humildes, de los desarraigados. Aunque no solo.

Javier López, autor de los textos

Esa intersección de dos disciplinas artísticas tiene un complemento nada desdeñable en el pensamiento, en la reflexión sociológica, “política” en el sentido más hondo, que Javier López simultanea con el brillo lírico y la emoción sentimental: notas sobre libros, reflexiones sobre la cultura urbana en sus distintos estadios y enfoques, citas de pensadores de referencia como Alain Touraine, alusiones al pinochetazo contra el “compañero Presidente”, a Carlos María de Castro, el arquitecto que diseño el Ensanche madrileño a mediados del siglo XIX, al escritor Eduardo Galeano, sobre el movimiento gay y el significado del Día del Orgullo… De algún modo, La mirada de los nadie es una invitación a pensar el mundo, nuestro mundo: esa realidad que acude a nosotros cada día a través de los medios de comunicación y, sobre todo, de nuestra mirada. Quizá porque somos parte de ese ejército, tan silencioso y desarmado como decisivo en el discurrir de la Historia, al que López y Lorente definen con el calificativo de los nadie. Gonzo y Rozalén. en las palabras preliminares se suman a esa mirada.


La mirada de los nadie. / Javier López, texto / Fran Lorente, fotografías / Ediciones GPS. Madrid, 2021 / 127 pgs.

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