Entrevista al profesor Pons Moreno, director de la Cátedra de Estudios del Cómic.

Imagen de Álvaro M. Pons
Imagen del profesor Álvaro M. Pons.

Nos hemos acercado al profesor Álvaro M. Pons Moreno dentro de las entrevistas que estamos realizando sobre el mundo del cómic desde una perspectiva académica.


Desde luego es impresionante saber que el doctor en Física y profesor del Departament d’Òptica, Optometria i Ciències de la Visió de la Universitat de València, al tiempo que es uno de los expertos destacados del mundo del cómic. De hecho, unido a su trabajo e investigación en el campo de las ciencias de la Visión, también ha desarrollado una activa labor en el campo de la divulgación e investigación del cómic. En 1987 comenzó a colaborar en diferentes fanzines y publicaciones teóricas, desde El maquinista a La Guía del Cómic, pasando por la sección Tebeos que nunca te dije de Cartelera Turia. En el año 2002 creó el blog La cárcel de papel, que se convirtió en referente de la información y opinión sobre cómic en la red, pasando a colaborar desde 2007 con el diario EL PAÍS en la sección de cultural y el suplemento cultural Babelia.

Ha colaborado desde entonces en multitud de publicaciones y desarrollado una activa labor de divulgación con centenares de colaboraciones. Ha publicado más de 20 artículos académicos y otros tantos capítulos de libros, siendo autor de libros como Viñetas a la luna de Valencia (Ediciones de Ponent, 2007) o La Cárcel de Papel (Confluencias, 2017) y casi medio centenar de colaboraciones como prologuista. Ha sido comisario de exposiciones entre las que destacan Tebeos Valencianos (2007), Tebeos (Angoulême, 2012), VLC Valencia Línea Clara (IVAM 2016), Prehistoria y Cómic (Museo de Prehistoria, 2016), Fanzination (IVAM, 2017). Ha recibido diferentes premios por su labor divulgadora, como el Premio del Salón del Cómic de Barcelona o el Premio Cartelera Turia. Es presencia habitual en mesas redondas, conferencias y presentaciones, siendo también organizador de congresos como Unicomic. Es miembro del comité científico de las revistas Neuróptica y CuCo. Es director del Aula de Cómic de la UVEG, de la Cátedra de Estudios del Cómic Fundación SM-UV y codirector del Máster de Educación y Cómic.

Es, por lo tanto, un enorme honor que podamos conocer algo más sobre el mundo del cómic de sus manos.

Usted tiene una destacada investigación en el ámbito de la física y, más concretamente, en la óptica ¿Qué razones le llevaron a acercarse al mundo del cómic?

El orden es al contrario, llegué mucho antes a los tebeos que a la física. No recuerdo un instante de mi vida sin leer tebeos, pero con el tiempo, mi pasión por la ciencia fue aumentando y, totalmente impactado por la serie Cosmos, decidí hacer Físicas como mucha gente de mi generación. Pero con el tiempo, el impulso investigador de la ciencia se contagió a mi pasión por los tebeos y me vi abordando el mundo del cómic con el mismo rigor e interés que el científico.

Usted ha escrito que los cómics podrían ser útiles para divulgar la ciencia. No obstante, otros autores han mostrado que los cómics muestran, en numerosas ocasiones, a los científicos relacionados con las enfermedades mentales. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Son dos cosas diferentes: la representación del científico en los cómics ha ido evolucionando con el tiempo y, si bien es verdad que el arquetipo que se mostraba en los cómics de la primera mitad del siglo XX estaba relacionado con el villano o el científico loco, en la segunda los científicos se convierten en protagonistas para ser superhéroes. Pero la utilidad del cómic en el ámbito de la ciencia no viene de la representación del científico, sino de dos posibles usos: por un lado, el del propio lenguaje del cómic como forma de divulgación, válido para hacer enseñanza de la ciencia a nivel básico, pero también como forma de expresión para una tesis doctoral de ciencias como demostró Nick Sousanis. Por otro, el uso del cómic, específicamente el de superhéroes, para enganchar al alumnado y debatir sobre ciencia.

Portada del libro Regreso al Edén.

En la revista revista Espacio, Tiempo y Forma ha publicado un trabajo donde se ha ocupado de analizar tipologías sociales a través de las historietas de los años 50. ¿Considera que este enfoque podría ser utilizado en cualquier cómic actual?

Sí, sin duda. El cómic ha sido siempre un arte popular, próximo al pueblo llano en tanto no solo lo consumían las clases más populares, sino que también sus autores y autoras pertenecían a esa misma clase social. No haber pertenecido a las élites del arte permite al cómic mostrar la vida y costumbres de la gente de la calle. Eso pasaba ya en el Hoogan’s Alley de Richard Felton Outcault, en las tiras de prensa americanas de principios de siglo, en los tebeos de los años 50 e incluso hoy en los tebeos de superhéroes. Pero, además, el consumo de tebeos está ligado también a movimientos y circunstancias sociales: en España, en la posguerra, se demanda aventura y evasión, en consonancia con la terrible situación del país. Hoy el análisis podría ser más complejo por la increíble cantidad de títulos y diversidad, pero se puede hacer un análisis social desde los fanzines, por ejemplo.

En otra ocasión también analizó la realidad de la industria del cómic en España ¿En qué situación podríamos indicar que se encuentra este sector en la actualidad?

En una situación delicada, como toda la industria cultural. Ya antes de la terrible pandemia que vivimos, el cómic se había consolidado como una parte fundamental de la industria editorial, del libro. Un cambio importante, que abandonaba los canales habituales del siglo XX (el quiosco, etc.) para entrar en el XXI como parte de la gran industria del libro. De una industria fuertemente endogámica se pasa a ser parte de la “gran industria”. Pero lo hace en un momento de crisis sistémica de la industria editorial: aumento descontrolado de una oferta que llega a un público con niveles de lectura ínfimos, tiradas minúsculas que hacen muy compleja la supervivencia del autor/a, el enigma del paso al consumo digital… Digamos que la industria del cómic ha salido del ghetto donde estaba escondida justo en el peor momento, en medio de una crisis sin precedentes. Si a eso le añades el mazazo que ha supuesto la pandemia, no deja lugar para el optimismo… Sin embargo, es indudable que vivimos un momento creativo absolutamente increíble. Aunque la industria sufre convulsiones profundas, los autores y autoras están aportando obras increíbles y apostando por una renovación e investigación formal que está abriendo nuevos caminos al cómic.

¿Podría recomendarnos tres cómics?

Mi gran preferido es Krazy Kat, de George Herriman, a mi entender la gran obra del 9º arte. De los últimos años, uno de los cómics que más me ha impresionado es Lo que más me gusta son los monstruos, de Emil Ferris. Y de este, voy a aprovechar que ya he podido leerlo y decir que Regreso al Edén, de Paco Roca, será una de las obras más importantes del cómic español de los últimos años.

Muchas gracias por atendernos.

Gracias a vosotros.

 

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