‘El final de la historia’, de Lydia Davis

CATALINA LEÓN.

Lydia Davis (1947) es una reconocida escritora de relato corto. Es, asimismo, traductora, profesora y ensayista. Sus cuentos le han reportado un gran número de lectores y han recibido premios importantes. En su haber solo hay una novela y es esta la que ha vuelto a publicar Alpha Decay con la traducción del inglés a cargo de Justo Navarro.

En El final de la historia nos vamos a encontrar una potente historia de amor y desamor, que cuenta la protagonista en primera persona y que le sirve para recorrer una etapa de su vida en la que la relación con un hombre más joven que ella la tuvo abocada a intensos sentimientos y a un sufrimiento casi obsesivo. El caos que el dolor por el amor no correspondido causa en la mente y en la vida cotidiana de las personas aparece aquí en todas sus formas, de manera que asistimos en directo a un despliegue inaudito de emociones, de respuestas a preguntas imposibles, de lucha por encontrarse a sí misma dentro de ese caos. Es, al mismo tiempo, una novela de introspección y de acción.

Además usa el artificio de que su protagonista, una mujer de mediana edad con una larga trayectoria académica, intenta escribir una novela para expresar precisamente todo esto que ha vivido y que la ha marcada. Ese artilugio narrativo nos sitúa a la vez dentro y fuera de la narración, logrando de este modo que seamos espectadores privilegiados de lo que acontece en el corazón de la mujer y en un exterior que se le vuelve hostil rápidamente, al mismo tiempo que el desamor del hombre se acrecienta.

Hay mucho de contexto literario en la obra, no de forma consciente pero sí dentro de ese relato que la protagonista realiza de sus intentos de ordenar eso que ha vivido, eso que siente, eso que imagina. La literatura es aquí un sistema de análisis, una vuelta de tuerca al desarrollo volcánico de los acontecimientos, un huracán que tiene sus días malos y, a pesar de todo, su bonanza. La novela por eso te zarandea y te lleva de buen lugar a otro sin permitirte un instante de relajo. La tranquilidad no está hecha para esta mujer que Lydia Davis retrata tan extensamente y parece estar reñida también con esta clase de relaciones abruptas que lejos de sanar el alma convierten el amor en una pelea de gallos.

Aunque la obra original fue publicada en 1995, y escrita un año antes, ha conservado su latente frescura, esa actualidad que proviene de la hermandad de sentimientos y emociones que acompañan el itinerario del amor en todas sus facetas, del desamor en todas sus desgracias.

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