‘Hambre’, ¿Qué esconden nuestras máscaras?

FRANCISCO JOSÉ GARCÍA CARBONELL.

Hambre de Knut Hamsum es una novela con mayúsculas, una de esas obras que rompen todos los moldes. La profundidad psicológica con la que trata la inestabilidad de sus personajes sumado a la  sociedad cerrada que rodea a los mismos, la hace un clásico a la altura de Los Demonios de Dostoyevski  o El Castillo de Kafka.  La oscuridad del drama en la que se ve envuelto el protagonista de la obra mientras vaga pasando hambre por Christiania, traslada nuestra imaginación a la misma penumbra mental en la que se desenvuelven los personajes kafkianos durante el trascurso misterioso de los acontecimientos que les rodean.

Un personaje anónimo,  sobre el cual no sabemos nada,  se lanza hacia la hostilidad de una gran ciudad. Un caminar misterioso y sin rumbo que bien pudiera confundirse con los mismos devaneos andariegos de un Istrati, el conocido escritor rumano, o un K. que lucha denodadamente por acceder al castillo. En el personaje de Knut se da las mismas pretensiones de estos dos personajes, uno real y otro ficticio, que es el intentar no solo de incorporarse a un sistema que le resulta extraño sino pretender  que este, también, pueda darle la estabilidad de la que adolecen. Es la lucha contra lo infructuoso de un sistema ajeno  ante ese hombre espiritual que preconizaba Max Scheler  y que se caracteriza por la independencia, la libertad y la autonomía existencial. 

Este es el libro del hambre, del hambre con mayúsculas. Es el hambre físico y el hambre del propio existir. Es, en definitiva, un hambre por todo y que nunca es satisfecho. De esta manera, en esa búsqueda a través de un plano marginal en el que se ve abocados a deambular nuestro personaje y el contacto que este toma con personajes igual o más marginales, que en la obra sale a flote todas las miserias de unos seres humanos que se las ven ante la falta de ese alimento material y espiritual y que igual les impide elevarse por encima de un sistema que no para de oprimirles, ese mismo en el que piden ser aceptados.

Por encima del plano personal que nos pueda suscitar el autor, debido a sus escarceos con el nazismo, esta es una novela que desde luego recomiendo leer. Sumergirse en la misma y ponerse en la piel de nuestro anónimo protagonista, para terminar como este cediendo  ante la llamada de nuestro espíritu libre frente a la miseria moral de una sociedad corrupta, y terminar enrolándonos como este en una “embarcación” que nos conduzca hacia el mar abierto que nos ofrece la vida

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