Las enseñanzas de ‘La hija de Pedro’

JAVIER LÓPEZ CALVO.

Paula Ajuria es una escritora formada a sí misma. Estudió en la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sídney. Sus estudios le han permitido trabajar durante quince años como intérprete en los tribunales de justicia de Sídney, ejercer como periodista para los canales de radio y televisión nacionales de Australia y colaborar en otras publicaciones periódicas tanto en España como en Australia, sus dos países de referencia. Actualmente reside en San Sebastián, aunque pasa algunas temporadas en su segunda casa, una pequeña granja en las montañas azules de Australia, donde continúa su proyecto de ecohabilitación.

Sus primeros pasos en la literatura fueron hacia un público infantil, con la publicación de Why This Farm! (2015), The Cleverest Cinderella Ever (2017) y La gran escapada (2020). Y es ahora cuando se ha sumergido en el mundo de la novela adulta con La hija de Pedro, una novela de doscientas sesenta y nueve páginas que encierra una historia muy personal.

La hija de Pedro es una historia que puede relatarse a todos nosotros con el afán de dar respuesta a una escala menos filosófica sobre las clásicas preguntas de quiénes somos o de dónde venimos, porque este libro refleja cómo se forma la personalidad de nuestro ser. Nosotros no somos únicamente aquellas cosas que somos, sino las cosas que hemos decidido no ser, ya sea por obligación o por esos momentos de introspección, en la oscuridad de nuestra existencia, que nos mueven hacia el cambio: «Y un día, caminando por las calles con mi escudo de papel, arañando recuerdos bajo un cielo eternamente gris, en aquel torbellino de mi memoria de luces intermitentes y llamas temblorosas, decidí que, como el tiempo corría y sentía la lejanía, de allí me tenía que ir». Y quizá por encontrarme yo en uno de esos momentos la lectura sencilla e impactante me ha absorbido en ese reflejo.

Es este un texto que madura con su protagonista mientras seguimos su vida, y la vida que los demás quieren que viva. He sentido cada discusión y cada alegría como si fuera la mía, y el suspense de la trama me ha acompañado mientras escribía esta reseña. Habrán de coincidir ustedes conmigo en que esos son los libros impactantes, los que te hacen querer debatir su interior con otros lectores que también han reavivado esas historias que yacen en la tinta y que quieren mantenerlas vivas con el eco de sus palabras. Sin embargo, me abstendré de destripar la historia aquí.

Es un libro que, por la época en la que está escrito, trasluce los choques culturales que afectaban a las mujeres y a las niñas de la época. Una represión machista que ha doblegado las libertades de muchas, pero donde personas —que no personajes— como Martina han sido capaces de superar y mantener sus convicciones y preguntas vitales, esperando a ser respondidas por su propia determinación. Esta característica se aprecia en el libro y es una de las más importantes que un ser humano puede tener, ya que es esta la que permite tomar las riendas de la vida de uno y no dejar paso a la procrastinación que domina el mundo. Hoy en día nos movemos en un terreno de respuestas instantáneas y fáciles, donde tenemos entretenimiento gratuito cada segundo. Es un mundo donde perderse y dejarse llevar es la norma. Estoy seguro de que gente de todas las edades se habrá percatado de esto y ello provoca que la capacidad de uno para ser mejor, para sacrificarse y no desistir, en mi humilde opinión, sea uno de los valores principales que conseguir o que proteger en nosotros y en los demás: «En la vida lo que hay que hacer es lo que hay que hacer porque nunca se sabe si vamos a estar aquí mañana».

Con esto podríamos solucionar parte de las preguntas formuladas en algunos de los párrafos anteriores y la otra parte se podría resumir en otro de los puntos fuertes del libro: lo que somos en base a las personas que han marcado nuestra vida. Todos tenemos un familiar o un amigo cercano que nos ha acompañado en situaciones complicadas, en quienes nos hemos apoyado y contra los que, alguna vez, nos hemos enfrentado, puesto que, como dicen: «Quien te quiere te hará llorar», porque en el fondo nos quieren igual que nosotros a ellos.

En La hija de Pedro estos cambios se dan, sobre todo, por familiares o personas con esa cercanía mágica, que poseen un lazo igual de fuerte que la sangre. No hay que olvidarse, entonces, de la pareja, pero considero que esta último es, en la base, tu mejor amigo, así que no difiere de lo dicho a priori. Suena pomposo; sin embargo, es el amor el que te mueve con tus más allegados —o lo que debería hacerlo—, alejándolo del interés.

Este libro deja un mensaje, que al igual que me ha llegado a mí espero que les llegue a ustedes: luchar por los temas que nos interesan o preocupan, sin importar qué nos intente frenar. Debemos tener la fuerza para superar las adversidades. Debemos apoyarnos en aquellos que confían en nuestras intuiciones. Debemos ser como Martina. Debemos ser como La hija de Pedro.

3 thoughts on “Las enseñanzas de ‘La hija de Pedro’

  • el 7 septiembre, 2023 a las 10:41 am
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    La novela transmite un mensaje poderoso de luchar por lo que nos importa y enfrentar las adversidades sin importar los obstáculos. Se destaca la retro bowl importancia de apoyarse mutuamente y confiar en las intuiciones de las personas

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  • el 8 noviembre, 2023 a las 4:26 am
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    Los mensajes que transmite el libro son siempre mensajes positivos. Por connections game eso siempre recibe mucha atención por parte de los lectores.

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  • el 28 diciembre, 2023 a las 5:41 am
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    Your careful study and attention to detail were clear, and they gave your arguments a lot of weight io games

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