‘Breviario para ciudadanos libres’, de Henry D. Thoreau

Breviario para ciudadanos libres

Henry David Thoreau

Traducción Mauricio Bach

Austral

Barcelona, 2023

137 páginas

 

Por Ricardo Martínez Llorca / @rimllorca

Nuestra civilización se ha alimentado de profetas que representan deseos, entre ellos el de la piadosa vida en la naturaleza, esa que no buscamos para nosotros, que sólo queremos ver en sueños, porque donde se está realmente a gusto es en el sofá, pegado a la calefacción. Lo del Beatus Ille es ideal para los demás, porque para nosotros sólo lo es como idea. Estamos enganchados a la neurosis y cada vez va a resultar más difícil hasta volar con el pensamiento, porque las pantallas no nos permiten pensar de tan entretenidos como nos mantienen. El problema de los viajes a la naturaleza se resolvería habitando en ella, porque cualquier desplazamiento que no sea andando supone destrozarla. Nos queremos separa de los primates que fuimos, saltando por la selva de rama en rama, hasta que llegaron a la superficie menos arbolada y tuvieron que desarrollar unas piernas más largas para caminar en vertical. Decía Parmédines que Ser y Pensar son la misma acción y la misma sustancia, pero ahora la vida es realidad virtual y eso nos condena a una existencia sin pensamiento, que es tanto como decir sin sensibilidad. Podemos por fin estar en la naturaleza sin tener contacto con ella, gracias a esa realidad virtual, que es la antagonista de cualquier forma de santidad que podamos haber creado en el pasado. Convencidos de que así nos libramos de las preocupaciones que nos incomodan, nos hemos creado una vida que resulta ser mucho más complicada. No nos cansaremos de repetirlo: el paraíso del hombre moderno es un lugar donde se calzan sandalias, no hay otro vestido más necesario que unos gayumbos y nos volveremos a alimentar de plátanos. Por eso una recopilación de frases y párrafos de Henry D. Thoreau, como esta que ahora nos ofrece Austral, es tan conveniente. Y enseguida nos damos cuenta de que nos hubiera gustado sentarnos a leerla a la sombra de una parra o junto a un río. Thoreau es un pensador que demuestra que si uno piensa bien, lo que consigue es simplificar las cosas. Pero no se limita a reflexionar a partir de la naturaleza, como en Walden, Los bosques que Maine o Cape Cod, pues suyo es el concepto de desobediencia civil o la batalla contra la esclavitud, en la que significó como humanista. La selección representa con mucho acierto el resumen del sentido que tenía la vida para Thoreau, que es ya un mito entre nosotros, un profeta piadoso. No hay nada oracular en sus principios, ni se expresa en forma de alegato. Se sabe polemista, que es tanto como decir abierto al diálogo. Pero para nosotros, sigue siendo un consuelo, el mismo tipo de consuelo que encontramos pisando la hierba o escuchando las verdades sencillas. «Raramente el erudito escribe tan bien como habla el granjero», nos recuerda. Y luego volveremos a echarnos a caminar.

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