“El otro lado”

Por Gerardo Gonzalo.

Movistar ha estrenado la miniserie de 6 episodios, creada por Berto Romero, El otro lado. Una ficción que nos cuenta la historia de Nacho Nieto, un periodista especializado en temas paranormales, que pasa por un mal momento personal y profesional, y al que de repente, se le cruza un muy importante caso poltergeist en un piso de Barcelona.

Berto Romero, conocido por su faceta de humorista (a mí me encanta en ese rol) crea aquí su segunda serie con Movistar. La primera, Mira lo que has hecho (2018) tenía un inequívoco tono de comedia, no exenta de tintes negros y algo de drama, que nos narraba la experiencia de una pareja ante la llegada de su primer hijo.

Berto Romero, es un tipo inteligente, de un talento fuera de lo normal, cuyo humor muchas veces se funde en la cotidianeidad más vergonzante que todos tenemos y en la que él mismo no tiene reparo alguno en señalarse. Un humor, donde las miserias personales acaban convertidas en relatos hilarantes, con los que de una manera u otra, todos terminamos identificándonos. Así, cuando nos reímos de las cosas de Berto, en el fondo nos reímos de nosotros mismos.

Pero aquí, Berto Romero da un paso más allá y compone una obra llena de contrastes, donde el costumbrismo se funde con lo paranormal, la comedia con el drama, la ambición con el fracaso, la integridad con la mentira y la risa con el terror. Es decir, al autor expande su universo y retrata la vida misma, a través de una historia inclasificable, que deambula por diversas cuestiones vitales y sociales de calado y que como espectadores es capaz de descolocarnos, ya que no sabemos por dónde nos va a llevar, ni qué reacciones nos va a producir.

Y es que estamos ante una serie desconcertante, que mezcla cierto tipo de realismo, con fenómenos poltergeist, el mundo televisivo, pero también el peso de internet, y el reflejo de un determinado clima de crispación social. Sin duda, es una serie más profunda de lo que a priori pudiera parecer, que apunta hacia muchas direcciones, resueltas con inusitada originalidad, sencillez e inmediatez, siempre desde la naturalidad. No se recrea en exceso, va al grano y entretiene, pero con una apuesta de fondo y  un discurso que busca, sin pretender ser sesudo, hacernos también reflexionar.

De factura impecable e interpretaciones solventes (Berto Romero ha dado un paso claro hacia delante en su faceta actoral) la trama tiene una base de tradición berlanguiana, trasladada al contexto de nuestros días y a otras dimensiones. El retrato del protagonista  resulta ejemplar. Terco, patético, fracasado, íntegro, noble, encarna al clásico perdedor, ese tipo corriente, golpeado por la vida, al que se le presenta la ocasión de reivindicarse. A partir de ahí, una lectura social, centrada en sus amigos y compañeros, la habitante de la casa objeto del misterio (muy bien interpretada por María Botto), los vecinos, el recuerdo de un pasado, la presencia constante de su maestro como referente (que encarnado por Andreu Buenafuente, es quizás el elemento argumental que más dudas me suscita), la reacción social y la contraposición con un determinado tipo de periodismo-espectáculo, articulado a través de un genial Nacho Vigalondo, como trasunto de Iker Jiménez. Al final, todo se resuelve con sencillez, de forma impecable y naturalista.

En resumen, una miniserie robusta, madura, difícil de clasificar, con mucha intención y buen sentido en todo lo que plantea, muy entretenida e interesante, capaz de transitar en su escasa duración, por todo tipo de temas, a través de todos los géneros posibles. Una gran y grata sorpresa. No se la pierdan.

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