Quieren acabar con el Café Gijón

ESPAÑA EN SORDINA

QUIEREN ACABAR CON EL CAFÉ GIJÓN

 

 

Y ahora quieren acabar con el Café Gijón. De los pocos sitios que quedan en Madrid con sabor y con alma. “Convertirlo en el sitio de moda”, dicen. O sea, matarlo y convertirlo en un rombo de diseño. Eliminar las sombras y las sugerencias. Hacerlo como una comisaría, con luz agresiva de interrogatorio. Someterlo todo a la tiranía geométrica del diseñador, eliminar todas las esquinas y las sombras. Volver al neoclasicismo frío y ramplón del XVIII, eso es el “progresismo” del diseño.

Durante años asistí allí a una tertulia literaria. Entroncaba con la que latía en los años cuarenta, con José Luis Cano. Asistían Juan Cano Ballesta, Antonio Ferres. López Rueda con su “Fervor secreto”. En otras mesas veía Manuel Vicent, a Manuel Alexandre. Un día se levantó Mahmud Sobh y leyó entusiasmado un poema.

Un día Cano nos contó un viaje que hizo a Ucrania para despedirse de la visión, tenía problemas en los ojos. Su mujer Mercedes Alonso (que se levantaba de madrugada para escribir) contaba como un niño se mete en el cuadro Las Meninas.

Recordaba a Carlos Oroza que nos ahumaba en Compostela, a Sánchez Dragó que me publicó cosas en “Diario 16”. A Novoneyra con brezo de la Sierra del Caurel. Me llenaba de reminiscencias.

Miraba las ventanas con cortinas que poetizaban Madrid. Y bajaba  a ver los cuadros de pintores fascinantes a la entrada del restaurante.  Y participaba en un libro homenaje al Quijote y en otro homenaje a Miguel Hernández.  Era el café Gijón y estaba lleno de latidos. Era uno de los tesoros de alma de Madrid y de España. Pero quieren matarlo, convertirlo en un sitio frío y pijo de diseño. Quieren acabar con todo. Un camarero me dijo que no era cierto. Respiré por un tiempo.

ANTONIO COSTA GÓMEZ      FOTO: CONSUELO DE ARCO

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