‘Belleza en el caos’, de Setouchi Jakuchò

Belleza en el caos

Setouchi Jakuchò

Traducción de Natsumi Masuko y Teresa Herrero Ferrio

Satori

Gijón, 2024

355 páginas

 

Por Ricardo Martínez Llorca / @rimllorca

En un tiempo en que consumimos literatura apresurada, escrita con premura, despojando a la prosa hasta dejarla en un hueso pelado que se lee con la misma facilidad que tiene comer un perrito caliente, que alguien se preocupe por la creación de una obra lenta es abrir una ventana para que entre aire fresco. En este caso, esa obra es un clásico japonés, un clásico contemporáneo, obra de la escritora Setouchi Jakuchò (1922 – 2021), siempre preocupada por las sensaciones y por el amor. Jakuchò es delicada y nos trata con delicadeza. Esa es la intención más clara que transmite esta obra: todo se merece un gran respeto, el respeto de vivir, tanto las personas sobre las que escribe como los lectores. Nos está llevando a la vida cultural de un Japón que se encuentra en pleno proceso de cambio. Los paradigmas se cuestionan, como se están cuestionando en el resto del planeta. Pero hablamos de un país que se enfrenta a una tradición de distinto peso a la que se debe superar, tal vez para vencerla o tal vez para que conviva con las nuevas formas sociales, en otras regiones. El feminismo, que está en el eje de la obra, llega a Japón como atravesando una membrana hasta hace poco impermeable. Y es una de las puntas de lanza con las que se empiezan a quebrar las convenciones, muchas de ellas herederas de una moral que la propia autora califica, en algún momento, como feudal.

«Su estudio de tres tatamis y su shakuhachi de bambú, que no molestaban a nadie, eran lo suficientemente satisfactorios para él; un puñado de felicidad para el joven nihilista, por el que se sentía bendecido. Enredarse en la vida de una joven pueblerina, con el olor a mugre del cuello de su kimono, podría resultar insoportable». Así nos ubica, para narrarnos la vida de Noe Ito, una de las grandes pioneras de las corrientes feministas y anarquistas en Japón. Como es sencillo deducir, el libro nos hablará de lo convulso. Pero su autora consigue que el libro sea tranquilo, sobre todo tranquilo, resolviendo uno de esos anatemas que pesan en los proyectos literarios: cada historia requiere un lenguaje y se supone que para expresar lo convulso deberíamos expresarnos convulsamente, pero aquí se nos da una lección que supera lo literario, pues el respeto, la calma, como apuntaba John Berger, es lo más revolucionario que existe.

Lo natural, para nuestra autora, es narrar. Al tiempo que se desarrolla la biografía de Noe Ito, se asiste al propio proceso de creación del libro. Lo que nos engancha, desde el principio, es algo tan sano como la curiosidad, el ansia por descubrir a alguien cuyos esfuerzos por salir adelante, en lo personal y como voz para los demás, están plenamente inmersos en buenos conceptos de honor y de amor. No es baladí el epígrafe de Sakae Òsugi que precede al relato: «La belleza solo reside en el caos, la armonía siempre es engañosa». Si el caos es más creativo que el orden es debido a que el orden es previsible, mientras que del caos puede surgir cualquier cosa. En este caso, será la búsqueda de una convivencia no tradicional, no considerada armónica en las convenciones tradicionales, impregnada de amor en una maraña de complicadas relaciones, con libertad amorosa, lo que dará pie a la belleza, que se expresa siempre, eso sí, con cortesía.

 

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