Dos notables comediantes salen en busca de “Los sombreros olvidados”

Horacio Otheguy Riveira.

Dionisio y Rosario: dos hombres que se hacen mayores pero apenas crecen, dueños de una inocencia e imaginación fuera del tiempo y el espacio; sin duda, son como son y no como podrían haber sido de no mediar Miguel Mihura en los 30, cuando escribió Tres sombreros de copa, y en el 52 cuando logró estrenarla con Juanjo Menéndez de protagonista. Desde entonces, un clásico de la comedia española en el que la realidad y la imaginación forman sólida pareja.

Aquí y ahora, con su baño de divertida ingenuidad, ambos personajes brillan en una puesta en escena vivamente influida por una línea de trabajo circense tan bien lograda que da la sensación de que los actores provienen de ese ambiente mágico por excelencia en el que el teatro se exhibe con predominio del absurdo sumado a lo poético de las humanas torpezas. Pero no. No vienen del circo. Son actores fogueados en muchas disciplinas en el teatro, el cine, la televisión, que aquí componen con notable seguridad a sus insólitos personajes. Mientras Javier Arriero asume con eficacia al hombre-niño en busca de su adorada Paula de juventud, Roger Álvarez cuenta con más ocasiones de lucimiento al ocuparse de dos instrumentos musicales, y un ingenioso aporte a cargo de tres personajes diferentes.

El director Luis Flor (hasta ahora brillante autor-actor en Vete de mis sueños y El mejor de los sentidos) acertó en la cosmovisión chaplinesca de la función, logrando mantener en todo momento el ritmo ajustado, vibrante, de un circuito de los años 50, bien acompañado por algunos temas musicales de la época. Ha logrado una armonía que a menudo falla en las representaciones de Tres sombreros de copa, donde a muchos directores se les va de las manos la sincronía tan singular entre el sainete y el absurdo, el costumbrismo de una época y su contrapaso.

Los sombreros olvidados deviene en un vivo homenaje a Mihura que, a partir de determinado momento cobra vida propia, adquiriendo voz y color de sobresaliente independencia. El cambio sucede en más de una ocasión, pero muy especialmente a partir de una conmovedora escena, cuando a través de la ventana de su habitación, Dionisio se asombra ante el encantador tiovivo de la calle, más aún cuando se ve a sí mismo de niño montado en un caballito… A partir de allí el lado absurdo y sentimental del homenaje da un salto para incorporarse al teatro de hoy donde el dramaturgo Fernando de las Heras adquiere el suficiente brío para desprenderse del tributo y ser él mismo, más allá de su amor por Miguel Mihura, quien falleciera en 1977 a los 72 años.

Reparto
Javier Arriero
Roger Álvarez
VOCES EN OFF
Loles León
Marta Fernández Muro
David Hernández Navarro
Sixto Cid
Millán Salcedo

OBRA ORIGINAL Fernando de las Heras
DIRECCIÓN Luis Flor
ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO Lino Lemond
DISEÑO DE ILUMINACIÓN Alex Espeso
DISEÑO DE SONIDO Nazan L. Bamio
DISEÑO GRÁFICO María La cartelera
GRABACIÓN DE SONIDO Dani Higuera de Estudio Dinamic
REALIZACIÓN DEL DECORADO Mambo y Manuel Torres
REALIZACIÓN DE VESTUARIO Nuria Caravantes
LABORES DE PUNTO Adrián Moratilla, Mara Roa
TÉCNICO DE ILUMINACIÓN Y SONIDO Alex Espeso
ASESOR TÉCNICO Alberto J. Escalante
PRODUCCIÓN Pando Teatro – Poseidón Teatro
PRODUCCIÓN EJECUTIVA Héctor pando
MAKING OFF Sixto Cid
PRENSA Y COMUNICACIÓN Lemon Press

TEATRO LARA. SALA LOLA MEMBRIVES.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *